El fiscal general de Míchigan (Estados Unidos) ha abierto una investigación sobre la contaminación del agua potable de la ciudad estadounidense de Flint, mientras que el gobernador del estado ha solicitado al presidente del país, Barack Obama, que declare el lugar como zona catastrófica, informa 'The New York Times'.
El propio alcalde de Flint estableció el estado de emergencia este 9 de enero, después de conocer que sus habitantes más jóvenes poseen altos niveles de plomo en sangre. Sin embargo, la crisis medioambiental de esta ciudad, en donde viven 100.000 personas, comenzó hace casi dos años.
En abril de 2014, uno de los gerentes estatales encargado de reducir costes decidió desconectar a la ciudad del sistema de Detroit y tomar agua directamente del río Flint. "Crecí cerca de ese río. No nadarías allí, ni te acercarías", asegura el pastor Bobby Jackson, citado por 'The Independent'.
Los habitantes de la ciudad se quejaron desde el primer día y en el agua se detectó contaminación bacterial. No obstante, tras realizar una desinfección con productos químicos, las autoridades insistían en que los problemas se habían resuelto.
El pasado septiembre, las pruebas de contaminación por plomo se hicieron públicas. Desde entonces, la ciudad se ha vuelto a conectar al sistema de Detroit, pero puede pasar un año hasta que el agua sea potable de nuevo.
Pocos residentes estiman que un desastre medioambiental similar se puediera producir en otras zonas del país. Además del declive industrial y el deterioro de la mayor parte de las infraestructuras, más del 40 % de la población de Flint vive bajo el umbral de la pobreza, su índice de analfabetismo es del 30 % y sus niveles de delincuencia son de los más altos de EE.UU.