Mapa interactivo: ¿De dónde puede llegar la destrucción nuclear?
Pese a que el riesgo nuclear no es tan alto como en los momentos más tensos de la Guerra Fría, las más de 15.000 municiones nucleares aún repartidas por el planeta se encuentran en manos de países cuyas relaciones entre sí dejan mucho que desear.
Una gran parte de estas armas está almacenada o instalada con frecuencia muy lejos del país dueño de ellas, poniendo en peligro de un ataque de represalia a los Estados en cuyos territorios se encuentran estas armas. Es el caso de EE.UU., que tiene bases en todo el mundo y un arsenal nuclear repartido en varios países como Alemania o los Países Bajos (está previsto que algunos aviones de este último país incluso puedan portar estas armas).
La consultora Anya A'Hearn y el bloguero Allen Walker han recreado el icónico mapa del juego 'WarGames' (una película estrenada en 1983 y que fantaseaba con un adolescente que 'hackeaba' el control del arsenal estadounidense) en una estética completamente digital. El mapa ha sido publicado en el portal MapBox.
El trabajo cartográfico representa la ubicación de portadores de armas nucleares: aviones, bases aéreas, y los objetivos de sus ataques en EE.UU., Rusia, China, Irán, India, Turquía, Israel, el Reino Unido, y un puñado de países europeos. En el mapa pueden hallarse, por ejemplo, silos de misiles balísticos estacionados en las bases en Dakota del Norte y en las afueras de París o Moscú.
La información está relativamente actualizada y su acceso es libre desde los sitios web del Boletín de los Científicos Atómicos o la Federación de Científicos Estadounidenses entre otros.
Nueve países del mundo disponen de un total de 15.695 armas nucleares. Las municiones nucleares de EE.UU. y Rusia representan el 93% de este arsenal.
Para ver en detalle qué puede pasar al mundo les ofrecemos otro mapa interactivo, el Nukemap 3D, un simulador de escenarios nucleares compatible con mapas de Google Earth. En él puede elegirse incluso la capacidad de la bomba y la localidad para luego observar las catastróficas consecuencias de su uso.