Miles de soldados estadounidenses podrían permanecer en Afganistán durante décadas, a pesar del plan de Washington de retirar a la mayoría de sus soldados a principios del 2017, sugieren fuentes militares estadounidenses a 'The Washington Post'.
"Lo que hemos aprendido es que, realmente, no nos podemos ir", comenta un alto funcionario del Pentágono bajo condición de anonimato. "Las fuerzas locales necesitan apoyo aéreo, de la Inteligencia y ayuda con la logística. Ellos no van a estar listos en tres o cinco años". Según él, esto llevará "largo tiempo".
La decisión del presidente de EE.UU., Barack Obama, de cancelar los planes de retirada de tropas refleja la vulnerabilidad del Gobierno afgano y su preocupación ante el hecho de que grupos terroristas como Al Qaeda sigan construyendo campos de entrenamiento. El presidente Obama mantendrá 9.800 tropas en Afganistán a lo largo del año 2016.
Altos comandantes estadounidenses se han mostrado sorprendidos por la resistencia de Al-Qaeda en Afganistán, así como por la continua ocupación de grandes extensiones de territorio por parte de los talibanes.
"Pase lo que pase en los próximos dos años, Afganistán va a tener grandes espacios ingobernados que las violentas organizaciones extremistas pueden aprovechar", sostiene el Brigadier Wilson Shoffner, portavoz militar en Afganistán.
Asimismo, los funcionarios aseguran al medio que las tropas afganas en la provincia de Helmand no han contado con líderes eficaces, así como con armas y municiones para contener los ataques talibanes. Algunos soldados han estado luchando durante años sin interrupción, lo que se traduce en una moral baja y en las altas tasas de deserción entre los combatientes.
Mientras tanto, otros objetivos críticos, como la construcción de un sistema de reabastecimiento eficaz para el país o de una fuerza aérea capaz, no pueden llevarse a cabo en unos pocos años.