Escáneres 3D para salvar el patrimonio arqueológico mundial del fanatismo de los extremistas religiosos. La destrucción de bienes culturales por los talibanes en Afganistán y el Estado Islámico en Siria e Irak ha cambiado el paisaje de la preservación cultural, la arqueología y el patrimonio mundial.
El daño sufrido por objetos culturales ha llevado a que varios grupos de investigadores y organizaciones sin fines de lucro se estén apresurando por realizar escaneos tridimensionales, planos arquitectónicos y obtener imágenes detalladas de elementos patrimoniales de todo el mundo.
La destrucción de las estatuas de Buda en Bamiyan (Afganistán) en 2001 condujo a los primeros éxitos en preservación digital después de que estas esculturas hayan sido restauradas digitalmente usando la fotogrametría, un método que aplica fotos sacadas desde varios ángulos.
Los avances en tecnología 3D y programación, el uso de drones e incluso las fotografías colocadas en la red por turistas han proporcionado nuevas herramientas de preservación cultural.
Sin embargo, el mayor impacto lo ha tenido el desarrollo de los escáneres 3D de alta resolución. Estos equipos apuntan con rayos láser a las superficies, graban la luz reflejada y producen imágenes muy nítidas tridimensionales.
El profesor de antropología Herbert Maschner escribe en un artículo en el portal The Conversation que los grupos extremistas que destruyen elementos del patrimonio tienen como objetivo acabar con las identidades culturales, étnicas y religiosas.
Pero su actividad destructora, argumenta Maschner, ha tenido el efecto contrario: haber dado inicio a un ámbito absolutamente nuevo de la investigación y la práctica científica que ha trasformado la arqueología, la paleontología, la arquitectura, la museología y otras disciplinas.