La portavoz de la Cancillería china, Hua Chunying, ha declarado que el destructor estadunidense USS Curtis Wilbur ha entrado de manera ilegal en las aguas territoriales de China en el mar de China Meridional, informa TASS.
"Según la ley de China sobre las aguas territoriales y limítrofes, un buque de guerra extranjero que ingresa en el territorio de aguas chinas tiene la obligación de obtener el permiso del gobierno de China. El buque de guerra de EE.UU. violó la ley y entró ilegalmente en las aguas territoriales de China", ha asegurado la representante oficial.
De acuerdo con la diplomática, la parte china ha tomado las medidas adecuadas en relación al destructor estadounidense, en particular, manteniéndolo bajo vigilancia.
Destructor de EE.UU. entra en las aguas disputadas por China, Vietnam y Taiwán
El destructor estadounidense USS Curtis Wilbur ha patrullado las aguas cerca de las islas en disputa en el mar de la China Meridional. De acuerdo con 'The Wall Street Journal', se trata de una serie de operaciones destinadas a desafiar las reclamaciones marítimas y territoriales de Pekín en la región.
El buque navegó a 12 millas náuticas (22 kilómetros) de la isla Tritón, perteneciente al archipiélago Paracelso. De acuerdo con el Pentágono, la maniobra se dio en el marco de la libertad de operación de navegación y fue destinada a "desafiar las excesivas reclamaciones marítimas" de China, Taiwán y Vietnam.
El medio señala que EE.UU. ha realizado la operación sin dar una notificación previa a ninguno de los tres demandantes. Según un funcionario del Pentágono, la maniobra duró cerca de tres horas, y no se vio a la marina china en la zona.
A finales de octubre, la armada de EE.UU. envió al destructor USS Lassen a las aguas del mar de la China Meridional. El buque de guerra permaneció a unos 22 kilómetros de los arrecifes de Subi y Mischief, que forman parte de las disputadas islas Spratly.
Como respuesta, las autoridades chinas convocaron al embajador de EE.UU. por el paso de su destructor, subrayando que las acciones de EE.UU. eran una amenaza para "la soberanía e intereses de la seguridad de China" y dañaban "la paz y estabilidad regionales".