Los agentes estadounidenses aplicaron “ciertos métodos profesionales” para presionar psicológicamente sobre el empresario ruso Víktor But acusado de conspiración contra ciudadanos de este país mediante la venta ilegal de armamento por todo el mundo. El propio 'Mercader de la Muerte' lo declaró durante su reunión con el cónsul de Rusia en Nueva York, Andréi Yushmánov.
El diplomático visitó la cárcel en la que recluyeron a su compatriota tras su escandalosa extradición desde Tailandia, horas después de que éste fuera citado ante el tribunal federal neoyorquino. El supuesto autor de 'crímenes abominables' que le imputan se vio en la situación de ausencia de los elementos de la higiene privada; según informó al funcionario, no tiene ni una barra de jabón ni recursos para adquirirla: durante el procedimiento de la extradición las autoridades tailandesas no le devolvieron el dinero incautado en 2008, cuando fue detenido.
“Simplemente se hiela —dijo Yushmánov—. Todo eso, teniendo en cuenta su cansancio luego de un largo vuelo, un día difícil y el cambio de clima por lo cierto afecta a su estado físico”. Al mismo tiempo, el reo destacó en el diálogo las buenas condiciones que le concedieron, mientras le transportaban desde Bangkok. Señaló que “incluso le daban a comer lo mismo que a quienes le acompañaban”.
No le gustaron tanto los métodos de persuasión que le aplicaron esos agentes de los servicios especiales norteamericanos para que aceptase la colaboración con los órganos de la investigación. En particular, de acuerdo con su testimonio ante el cónsul, ya a bordo del avión le aludieron que podrían pasar cosas con su familia: su mujer (que se había trasladado a Tailandia para apoyarle en estos últimos meses de su reclusión preventiva, en espera de la extradición) y también a su hijo de 16 años.
Los agentes explicaron que el peligro procedería no de la Oficina Federal de Investigaciones, sino de la propia patria de But. “El interlocutor condujo con perseverancia al pensamiento que la amenaza llegaría de Rusia”, Yushmánov reprodujo las palabras del acusado. Le “aconsejaban” contar más de sus negocios y enumerar todos sus contactos, enfatizando el último criterio: “contactos”. En respuesta a su colaboración con la Justicia estadounidense le prometieron no solo ciertas ventajas, sino también “que todo estaría bien con él y con su familia”, citó el diplomático.
Pero But, según confesó a Yushmánov, “declinó todas las alusiones, puesto que no sentía ninguna culpa como suya”.
Shira Scheindlin, la jueza que llevó la audiencia el mismo día de la llegada de Bout al aeropuerto del condado neoyorquino de Westchester, ordenó que el acusado de conspiración permaneciera bajo arresto, privándole de su derecho a fianza a causa de que no disponía de ninguna cuenta en los bancos estadounidenses, ni tenía consigo ni un solo dólar en efectivo. La posibilidad de que alguna tercera parte pueda abonar la fianza ni se tuvo en consideración.
La próxima audiencia, de acuerdo con la disposición de la magistrada, se convocará para el 10 de enero de 2011. El representante ruso ha prometido que a pesar de que But “no tiene reclamación alguna contra la defensa gratuita, que le concedió el tribunal”, las autoridades de Rusia le ayudarán en la selección de abogados de pago, así como le abastecerán con todo lo necesario para el período de la pesquisa.