El exsecretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, asegura que la relación actual entre Rusia y Estados Unidos es "mucho peor" que hace una década y, probablemente, la peor desde la guerra fría. "La confianza mutua se ha disipado en ambos lados" y "la confrontación ha reemplazado a la cooperación", escribe en su nuevo artículo para 'The National Interest'.
Henry Kissinger indica que, tras la guerra fría, parecía que los destinos de ambos países "estaban estrechamente entrelazados", pero que las esperanzas de una colaboración productiva no se hicieron realidad. "En las cuestiones de seguridad nacional domina el diálogo y ha vuelto a surgir cierta desconfianza".
Las raíces del problema y preguntas para reflexionar
El exdiplomático estadounidense sugiere buscar las raíces del problema en "una brecha fundamental en la concepción histórica". Para Estados Unidos, el fin de la guerra fría parecía una reivindicación de su fe tradicional en la inevitable revolución democrática. Sin embargo, la experiencia histórica de Rusia es "más complicada": para un país que a lo largo de los siglos fue atacado tanto por Oriente como por Occidente, la seguridad siempre tendrá una importancia geopolítica y legal.
Por lo tanto, "el reto de nuestra época es integrar las dos perspectivas: la legal y la geopolítica, en un concepto coherente", sostiene el exsecretario de Estado de EE.UU. para quien, "paradójicamente, de nuevo nos enfrentamos a un problema esencialmente filosófico".
¿Cómo puede EE.UU. trabajar con Rusia, un país que no comparte todos sus valores, pero que es un componente indispensable del orden internacional? ¿Cómo puede Rusia defender sus intereses de seguridad sin generar alarma alrededor de su periferia y sin acumular adversarios? ¿Rusia puede tener una posición respetada en los asuntos globales sin que EE.UU. se sienta incómodo? ¿Puede EE.UU. promover sus valores sin crear la sensación de que va a imponerlos? El autor del artículo no responde a estas preguntas, pero sí anima a explorarlas.
Nuevos desafíos, nuevas necesidades
Mientras tanto, según Kissinger, ambos países están interesados en transformar el turbulento mundo contemporáneo "en un nuevo equilibrio, que sea cada vez más multipolar y globalizado".
La confianza mutua se ha disipado en ambos lados y la confrontación ha reemplazado a la cooperación
Para el exdiplomático norteamericano, la inestabilidad que reina en el mundo tiene una naturaleza sin precedentes: si hasta hace poco, las amenazas globales procedían "de la acumulación de poder de un Estado dominante", en estos momentos las amenazas surgen por la desintegración del poder del Estado y el creciente número de territorios sin gobernar.
Un Estado, por muy poderoso que sea, no puede enfrentarse a estos desafíos solo. "Hace falta una cooperación constante entre EE.UU. y Rusia, así como con otras grandes potencias", apunta Kissinger, para quien cualquier esfuerzo para mejorar las relaciones bilaterales debe incluir un diálogo sobre el nuevo orden mundial, con el objetivo de desarrollar un concepto estratégico para manejar los puntos de conflicto.
"En el orden multipolar emergente, Rusia debe ser percibida como un elemento esencial de cualquier nuevo equilibrio global, no como una amenaza para EE.UU.", indica Kissinger, quien invita a buscar "un diálogo que intente aunar nuestros futuros" en lugar de crear conflictos.