En un artículo para RT, el periodista británico Finian Cunningham sostiene que el plan saudí de envío de tropas terrestres a Siria parece ser una simple estratagema. Sin embargo, advierte, es justamente el tipo de ruido de sables imprudente que puede encender una guerra total en que pueden acabar enredándose EE.UU. y Rusia.
Arabia Saudita aseguró el pasado 4 de febrero que estaría dispuesta a enviar tropas a Siria para realizar operaciones terrestres contra el Estado Islámico, noticia que ha sido valorada de manera positiva por el Pentágono y la Casa Blanca.
Según recuerda el analista, en las últimas semanas el secretario de Defensa de EE.UU., Ashton Carter, y otros funcionarios estadounidenses de alto rango, entre ellos el vicepresidente Joe Biden han reclamado una mayor acción militar árabe regional contra el EI en Siria e Irak. Carter y Biden también han llegado a afirmar que EE.UU. está dispuesto a enviar sus propias tropas terrestres de forma masiva si las conversaciones de paz de Ginebra fracasan.
"Ahora esas conversaciones parecen estar tambaleándose. Entonces, ¿quiere decir que una invasión a gran escala de los ejércitos extranjeros liderados por EE.UU. en Siria está en el camino?", se pregunta el autor del artículo.
EE.UU. y sus aliados, frustrados por la operación rusa
Para responder a esta pregunta el analista propone "volvernos atrás un momento y evaluar lo que realmente está pasando". En primer lugar, destaca, no es la primera advertencia –o amenaza, más bien– de Arabia Saudita sobre una intervención militar en Siria. A mediados de diciembre, Riad anunció la formación de una alianza islámica de 34 naciones para "combatir el terrorismo", advirtiendo de que la alianza militar se reservaba el derecho de invadir cualquier país considerado como una amenaza terrorista, incluida Siria.
Otro factor, según el periodista, es que la Casa de Saúd no está satisfecha con los esfuerzos diplomáticos de EE.UU. relativos a Siria, ya que сree que los estadounidenses hacen demasiadas concesiones al Gobierno sirio del presidente Bashar al Assad y sus aliados.
La historia ha demostrado que a menudo las guerras no son el resultado de una sola decisión deliberada, sino más bien el resultado de un proceso cada vez más acelerado de locura.
A juiсio de Cunningham, las conversaciones de Ginebra no son "un verdadero proceso interno de Siria para acabar con la guerra", sino "un intento político cínico de Washington y sus aliados de socavar al Gobierno sirio" y también de frenar la operacíón antiterrorista rusa.
Por lo tanto, prosigue el periodista, "el hecho de que las operaciones militares rusas no solo no hayan parado, sino que de hecho, se hayan intensificado, ha causado una gran consternación en Washington y sus aliados".
Una parte de su frustración se refleja en las amenazas por parte de Arabia Saudita, Turquía y otros regímenes regionales –con la aprobación tácita de EE.UU.– de realizar una intervención militar directa, explica el analista.
Una chispa en el polvorín
"En resumen, es un farol dirigido a presionar a Siria y Rusia para cumplir las demandas de alto el fuego, que en realidad son para dar un respiro a los terroristas apoyados desde el extranjero", detalla Cunningham, que apunta que desde un punto de vista militar, la invasión de Siria por tropas de Arabia Saudita no puede ser tomada en serio como una implementación efectiva, lo que demuestran los resultados de la operación del régimen saudí en Yemen.
"Así, mientras que una táctica militar es definitivamente poco realista, el verdadero peligro es que los gobernantes saudíes y sus patrocinadores estadounidenses se hayan vuelto tan desquiciados que puedan calcular mal y entrar en Siria", advierte el experto explicando que "eso sería como una chispa en el polvorín; se verá como un acto de guerra contra Siria y sus aliados, Rusia, Irán y Hezbolá", mientras que EE.UU., "inevitablemente, será arrastrado plenamente en la espiral de una guerra mundial".
"La historia ha demostrado que a menudo las guerras no son el resultado de una sola decisión deliberada, sino más bien el resultado de un proceso cada vez más acelerado de la locura. Siria solo es un potencial cataclismo", concluye el periodista.