La lucha contra el zika en los países de América Central se ve obstaculizada por las pandillas que controlan calles y barrios enteros en las ciudades, reporta AP. De acuerdo con la agencia, los pandilleros no permiten entrar en sus territorios a los empleados de la salud por sospechar que tienen vínculos con la policía o sus rivales.
En muchos casos, los médicos se ven perseguidos, atacados ―incluso a balazos― por integrantes de las maras. A veces tienen que pagar un impuesto a los pandilleros para que les liberen el acceso.
De acuerdo con el criminólogo Carlos Carcarch, en estas zonas "el Estado está ausente y es reemplazado por las pandillas". Por su parte, el viceministro de salud de El Salvador, Eduardo Espinoza, asegura a AP que incidentes de ese tipo son esporádicos y que "no hemos visto ninguna dificultad apreciable excepto en algunas zonas, específicamente en la zona metropolitana".
Otra forma en la que las pandillas impiden la lucha contra el virus es que los ciudadanos rechazan abrir las puertas a los trabajadores de la salud por temor a los grupos armados.
Asimismo, dado el peligro que representan las maras para el personal del Estado, incluyendo a los del servicio de plomería, "hace que el suministro de agua no sea confiable y que la gente guarde agua en estanques, un sitio ideal para la reproducción del mosquito transmisor", subraya el medio.