Concebidos como bases aéreas flotantes para aviones de ataque a tierra, los portaaviones estadounidenses transformaron al final de la Guerra Fría la aviación de Estados Unidos, convirtiéndola en el componente más inútil de su fuerza aérea y en una forma de gastar enormes fondos, sugiere Gueorgui Nizovoi, analista militar del portal político ruso Fapnews.
Problemas que no tienen solución
La más potente sección aérea, la de un portaaviones clase Nimitz, está integrada por 60 aviones de ataque, de los que solo 40 pueden operar a la vez. Es decir, se trata de un regimiento. Una escuadrilla suya podría actuar en misiones de escolta, mientras que otras dos en ataques a tierra (o contra naves, según proceda).
Para otros portaaviones esto supone un límite inalcanzable. Es por ello que en todas las guerras locales en las que EE.UU. ha llevado a cabo operaciones de aviación militar, los aviones con base en tierra mostraron una eficacia mucho mayor que la aviación embarcada.
Recordemos algunas estadísticas. En la Guerra del Golfo de 1991, que contó con la participación de la mitad [seis] de los portaaviones estadounidenses, se involucraron unos 1.700 aviones de combate con base en tierra (79%) y 450 aviones embarcados (21%).
Solo aviones con base en tierra derribaron a aviones de combate de Saddam Hussein
Un 81,5% de las más de 98.000 misiones las efectuaron aviones con base en tierra y fueron precisamente estas aeronaves las que lanzaron una mayor cantidad de bombas y misiles (87%).
Además, solo aviones con base en tierra derribaron aviones de combate de Saddam Hussein.
La Guerra del Golfo demostró la ineficacia, en términos de eficacia/coste de los portaaviones de uso múltiple (AMG, según sus siglas en inglés) desarrollados durante la Guerra Fría.
Estas enormes y carísimas naves no solo consumen recursos, sino que también requieren una gran cantidad de buques de guerra y de logística para defenderlos y escoltarlos.
¿Por qué sería un suicidio usar portaaviones contra países con una Fuerza Aérea fuerte?
Además de vulnerable, un portaaviones es excesivamente caro, por lo que la pérdida de cada uno de ellos sería muy sensible desde el punto de vista material y moral. Consta de unas 6.000 personas de la tripulación y del sector aéreo. A ello hay que sumar también un grupo de buques de escolta.
En general, un grupo de portaaviones 'vale' unos 10-15.000 millones de dólares (sin incluir los costes de desarrollo) y requiere 9-10.000 efectivos. La pérdida de incluso de uno de estos grupos supondría un desastre para la Marina de los Estados Unidos.
Y este desastre es casi inevitable en el caso de que un portaaviones así se enfrente contra un enemigo 'equivalente', es decir alguna potencia militar desarrollada, sugiere el analista.
Un grupo de combate de portaaviones no podría acercarse a un país enemigo sin ser detectado incluso a una distancia de 300-500 kilómetros de una costa enemiga, aunque en realidad esta distancia sería bastante mayor. Mientras tanto, el rango de acción de los aviones embarcados [sin repostar en vuelo] cargados con municiones, no sobrepasa los 700 kilómetros. Esto quiere decir que a una distancia de más de 700 kilómetros de la costa enemiga este grupo no asume ningún riesgo, si bien a una distancia menor será sometido a mortíferos ataques.
El desastre es casi inevitable en el caso de que un portaaviones se enfrente contra un enemigo 'equivalente'
La aparición en la Fuerza Aérea de la URSS de bombarderos portadores de misiles guiados Tu-22M3, armados con misiles de gran alcance X-15 (de ojiva con carga nuclear) y X-22 (de carga convencional pero 1.000 kilos de explosivo) fue una amarga sorpresa para EE.UU.
Estos misiles portaban una carga explosiva muy potente y alcanzaban gran velocidad de vuelo, lo que, prácticamente, garantizaba la destrucción de su objetivo.
Entrañaba solo un aspecto negativo para los pilotos de los Tu-22M3: el alcance de 300 (X-15) y de 600 kilómetros (X-22) requería entrar en la zona de alcance de defensa aérea y perder algunos de los bombarderos. Pero incluso una pérdida de 10-15 bombarderos de un regimiento aéreo atacante se compensaba de sobra por el hundimiento de carísimas naves.
Ahora, cuando la Fuerza Aérea rusa dispone de misiles Х-32 de 1.000 kilómetros de alcance, este problema al parecer está solucionado y "nadie en su sano juicio tendría en cuenta la posibilidad de que los grupos de batalla de portaaviones de EE.UU. ataquen a Rusia", afirma el autor.
Buques solo para Guerras Bananeras
El principal problema es que los portaaviones estadounidenses de propulsión nuclear no cuentan con interceptores especializados. El último F-14D Tomcat fue retirado de servicio en 2006.
En cuanto al F/A-18, este buen avión de ataque no es capaz de resistir un combate aéreo ni fue concebido para ello. "Este 'híbrido' de avión de ataque a superficie y caza de combate es incapaz de resistir ante cazas o interceptores especializados, como lo demuestra el historial de su uso", sugiere Nizovoi.
En los últimos 30 años, almirantes estadounidenses gastaron sin ningún sentido más de un billón de dólares
Los avanzados aviones furtivos F-35 en su versión naval son también más bien bombarderos y aviones de ataque.
En referencia a la aviación de la Armada estadounidense, el autor sugiere que su aviación naval está preparada para guerras locales contra los enemigos bastante inferiores a nivel armamentístico, es decir para las Guerra Bananeras.
Los potentes portaaviones disponibles no podrían ser utilizados contra enemigos armados al mismo nivel, concluye.
Sin embargo, ciertamente no se podría afirmar que estas potentes naves sean inútiles. "Estados Unidos tiene un montón de intereses en todo el mundo y esta enorme Armada es totalmente capaz de defenderlos. Pero su falta de 'universalidad' es sorprendente", sostiene.
"En los últimos 30 años, almirantes estadounidenses gastaron sin ningún sentido más de un billón de dólares", subraya.