Según estimaciones de la ONU, 2,8 millones de personas de Sudán del Sur se enfrentan a una "aguda" inseguridad alimentaria y nutritiva en el estado de Nilo Superior, e incluso en el estado de Unidad. El conflicto entre dos líneas étnicas y los bandos rivales de la Dinka, que apoya a las fuerzas gubernamentales, y la Nuer, de la oposición, lleva ya dos años arrasando al país y destruyendo su futuro petrolero, opina James Cusick, autor de la publicación en 'The Independent'.
El último suministro de alimentos a Sudán del Sur en el marco del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (WPF, por sus siglas en inglés) fue realizado en noviembre del año pasado para abastecer las necesidades básicas de la población durante cuatro semanas. Solamente la ayuda de 140 ONG, entre ellas, Oxfam y otras agencias internacionales, contienen el mayor sufrimiento de los sudaneses.
La semana pasada 40.000 personas esperaron entre tres y cuatro horas en una cola cerca de los puntos de distribución de alimentos del WPF, un proceso previsto para tres días, mientras que la temperatura superaba 30 grados Celsius.
"El mundo ha visto el hambre en los países africanos antes y reaccionaba. Pero esta vez hay una competencia con la crisis siria que actualmente acapara la atención internacional ante el temor de que los donantes pueden estar ya cansados de esta guerra incesante", opina el periodista.