Calais era una pequeña y tranquila ciudad del norte de Francia, próspera en cierto sentido por hallarse en el punto de paso obligatorio para viajeros y transportistas que se dirigen a Reino Unido a través del Canal de la Mancha. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha vuelto una ciudad decadente e insegura, convertida también en lugar de paso para inmigrantes y refugiados. Así al menos la describen varios vecinos de la localidad con los que ha hablado RT.
Las autoridades han maldecido Calais. Dejarán aquí a los inmigrantes y a nosotros a nuestra suerte
"La atmósfera es triste y opresiva. No hay ocio, no hay nada. La gente está asustada y permanece dentro de sus casas", comenta Simone Héricourt, que lamenta que Calais haya dejado de ser la atracción turística que solía ser, con sus tiendas y servicios de hostelería; una situación que achaca a la afluencia masiva de refugiados e inmigrantes que pretenden cruzar el Canal de la Mancha.
Héricourt también arremete contra la Policía por su incapacidad a la hora de hacer frente a la amenaza que suponen los inmigrantes. "La Policía ya no les planta cara, lo que me parece inaceptable. Vienen al centro de la ciudad y destrozan lo coches con barras de hierro, atacan a la gente, incluso a los niños. Hay robos y violaciones", denuncia la mujer, que asegura que su hijo fue víctima de un atraco a manos de tres inmigrantes en pleno casco histórico. Según ella, "las autoridades han maldecido Calais". "Dejarán aquí a los inmigrantes y a nosotros a nuestra suerte para que nos las arreglemos con ellos", se lamenta.
La vida en 'la jungla', una ciudad dentro de la ciudad
El campamento de inmigrantes cercano a Calais, conocido coloquialmente como 'la jungla', sirve de hogar temporal a unos 4.000 refugiados, la mayoría de ellos llegados del norte de África, Oriente Medio y Afganistán, que no han logrado llegar aún a Reino Unido a través del Canal.
'La jungla', considerado el mayor campamento improvisado de Europa, se ha ido convirtiendo progresivamente en una ciudad dentro de Calais, con sus propias tiendas, discotecas, escuelas y peluquerías. Sin embargo, al parecer, existen "zonas musulmanas a las que la Policía no se atreve a entrar", relata Héricourt a RT.
Los residentes de 'la jungla' son víctimas frecuentes de los abusos policiales
RT también ha podido hablar con algunos de los residentes del campamento, con los que pudo contrastar su punto de vista. "Tengo un hijo de 13 años al que la Policía le rompió un pie, y un grupo de racistas le partió la nariz diez días antes", relata Marianne Humbersot, portavoz del campamento de Calais, que denuncia el hecho de que sus residentes sean víctimas frecuentes de abusos policiales.
Las autoridades francesas pretenden reducir la población de 'la jungla' y evitar su crecimiento. Desde enero de este año han sido demolidas cientos de tiendas periféricas al recinto, así como una iglesia y una mezquita improvisadas.