Una vez más Rusia ha demostrado tener mejor capacidad para tomar decisiones estratégicas que EE.UU. Washington debería dejar de lado su hostilidad y cooperar con Moscú para beneficio de la seguridad mundial, y Siria es el mejor lugar para empezar, afirma el periodista y académico estadounidense Stephen Kinzer en su artículo en el periódico 'The Boston Globe'.
"La política estadounidense hacia Siria fue mal concebida desde el inicio del conflicto hace cinco años. Al adoptar la línea más dura posible de que 'Assad debe irse', desechamos cualquier incentivo para que la oposición negociara cambios de forma pacífica", escribe Kinzer, lamentando que la postura del Gobierno norteamericano solo impulsó la "sangrienta pesadilla" que está viviendo ese país árabe.
"La política de Rusia debería ser" la de EE.UU.
"La política de Rusia debería ser la nuestra: prevenir la caída del gobierno de Bashar al Assad, apoyar un nuevo gobierno que incluya a Assad o sus partidarios y luego trabajar por un alto el fuego. La caída de Assad creará un vacío de poder catastrófico como el que convirtió a Irak y Libia en refugio terroristas. Este escenario sería perjudicial tanto para EE.UU. como para Rusia e Irán. Deberíamos reconocer este interés común y trabajar con los países que quieren lo que queremos", agrega el académico.
Según el periodista, Washington se aferra al "obsoleto y peligroso mantra" de que cualquier cosa que promueva los intereses de Moscú o Teherán automáticamente socava los intereses estadounidenses. "Los países con los cuales tenemos diferencias en algunas áreas, pueden ser nuestros socios en otras", reflexiona.
Washington está equivocado una vez más
Para Kinzer, EE.UU. sería más seguro como nación y podría haber contribuido a un mundo más estable si en el pasado hubiera seguido el ejemplo de la política exterior de Moscú, que instó a no invadir Afganistán e Irak. "Tenían razón en ambas ocasiones y nosotros nos equivocamos, y en Siria están en lo correcto por tercera vez. La alternativa al derrocamiento de Assad podría ser un califato del Estado Islámico que se extienda desde el Mediterráneo hasta el río Tigris", opina el experto.
No existe una solución militar para la crisis siria. Rusia quiere una solución por medio del diálogo, mientras que EE.UU. se muestra reacio a esta iniciativa debido a que sus aliados de la región quieren seguir luchando porque está entre sus intereses. El tiempo que permanezca Assad en el poder no es crucial para Washington, pero sí lo es el debilitamiento del EI y Al Qaeda.
"Rechazar cualquier cooperación con Rusia es volver al pasado y no ayuda a aliviar la crisis siria. Negarse a trabajar con Moscú hace más daño a EE.UU. que a Rusia. La búsqueda de vías de cooperación beneficiaría a ambas partes y contribuiría a la seguridad global. Siria es el mejor lugar para empezar y mientras no lo aceptemos, la sangre siria continuará derramándose", finaliza Kinzer.