"Washington está jugando a un peligroso 'juego de la gallina' con los rusos y los chinos, que tratan de defenderse de la política estadounidense conocida como Consenso de Washington que reduce a siervos a las poblaciones sometidas", sostiene la columnista Cynthia McKinney en su artículo para RT.
Hoy resulta cada vez más evidente que para Rusia la asignación de la condición de Estado vasallo es intolerable, mientras que los chinos recuerdan muy bien los daños del colonialismo británico. "El lugar de China en el Consenso de Washington se ha planteado como, al igual que en el caso de Rusia, proveedor de aportes para alimentar el capitalismo hambriento de EE.UU. y los antiguos amos coloniales de Europa occidental", señala.
"EE.UU. ha emprendido una nueva estrategia para contener el ascenso de Rusia y China"
Sin embargo, los chinos tenían otra idea: en lugar de convertirse en un motor de crecimiento para las economías occidentales, han ofrecido un modelo de desarrollo alternativo para el antiguo mundo colonizado conocido como el Modelo Chino o Consenso de Pekín.
Por lo tanto, explica McKinney, "EE.UU. ha emprendido una nueva estrategia para contener el ascenso de Rusia y China, hacer retroceder los avances logrados por sus Estados amigos dispuestos a ir contra la corriente neoliberal, y haciendo esto por medios alternativos sin una guerra abierta o 'caliente'. Distintos dirigentes militares de EE.UU. lo llaman guerra 'asimétrica'".
El motivo particular de discordia actualmente gira en torno a unas vías marítimas de importancia geoestratégica, a lo largo de las cuales se transporta el petróleo de Asia occidental y África del Norte hacia Japón, así como la mayoría de los bienes producidos en China. Los medios occidentales suelen indicar que el comercio global ha sido puesto en peligro por la interferencia china respecto a estas vías marítimas.
No obstante, la experta observa que los analistas han llamado la atención sobre el hecho de que, "en realidad, el mar de China Meridional y el estrecho de Malaca no son una ruta marítima crítica para EE.UU. y sus aliados Japón y Corea del Sur". "Las justificaciones de EE.UU. carecen totalmente de legitimidad para sus acciones en la región", destaca McKinney.
La Nueva Ruta de la Seda
China ha propuesto el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que prevé una integración pacífica de la región, fomentando el desarrollo del continente asiático en su conjunto. Sin embargo, la presencia militar estadounidense allí "bloquea cualquier esfuerzo asiático para la integración e impone las políticas estadounidenses de contener, hacer retroceder y 'dirigir desde atrás'".
Al menos quince bases de EE.UU. en Corea del Sur "permiten al intruso imperial mantener un ojo en China y Corea del Norte desde una distancia cercana", agrega la columnista. A su vez, Malasia que está en medio de una agitación política extrema podría ser uno de los objetivos de la guerra asimétrica de Washington. Por su parte, Vietnam pidió a Washington ejercer un papel más importante en la lucha contra las acciones de China en el mar de la China Meridional.
De los países que se disputan las islas Spratly, China es el único que no había construido un campo de aviación o llevado a cabo un trabajo de recuperación en las mismas. "Una vez que China inició su reclamo y el trabajo de construcción, fue cuando comenzaron los 'problemas' en el mar de China Meridional", indica la analista.
Las provocaciones de EE.UU.
Cynthia McKinney recuerda que "EE.UU. ha enviado un constante flujo de buques de guerra a la zona, reclamando su derecho a navegar en alta mar". El mes pasado, Washington comenzó a realizar "patrullas" aéreas y marítimas en el mar de la China Meridional, enviando uno de sus buques de guerra a una distancia de doce millas náuticas de una de las islas reclamadas por China. Asimismo, EE.UU. insiste en que continuará con sus patrullas militares en la región, ya que son compatibles con el derecho internacional.
Sin embargo, "las acciones de Estados Unidos indican que no coinciden ni una pizca con el derecho internacional, afirma McKinney. "El mismo se quebranta cada día cuando tortura, mata, bombardea y mutila a inocentes. EE.UU. amenaza con una guerra asimétrica a cualquier país que se atreva a desafiar su capacidad de imponer una agenda neoliberal a los ciudadanos extranjeros", concluye.