El pasado 8 de marzo Bruselas y Ankara llegaron a un acuerdo para detener la afluencia de refugiados hacia el territorio europeo, pero, en realidad, esta noticia no es tan beneficiosa para Europa como podría parecer. Según el columnista Matthew Karnitschnig, la propuesta que Turquía puso sobre la mesa se puede leer más como un "rescate" que la Unión Europea va a pagar para salvarse, informa el periódico estadounidense 'Politico'.
"3.000 millones de dólares en ayuda a los refugiados además de los 3.000 millones de dólares a los que ya se había comprometido, la completa liberalización de los visados para los ciudadanos turcos en la Unión Europea antes de junio, la aceleración de la solicitud de Turquía para unirse al bloque, así como el compromiso de reubicar a muchos de los refugiados sirios que Turquía acoge", explica Karnitschnig, añadiendo que estas condiciones suponen un mensaje claro de Turquía a Europa: "Nos necesitan más que nosotros a ustedes".
El hecho de que Bruselas no solo examine la propuesta del presidente Recep Tayyip Erdogan sino que muy probablemente la acepte, si no total, sí parcialmente, es un signo de la "situación desesperada" de la Unión Europea y de su principal miembro, Alemania, que se ha topado de bruces con la crisis más grave de la alianza europea en la historia.
Los principios del bloque, ¿a la venta?
El columnista hace hincapié en que, con Turquía, Europa se ha visto involucrada en una situación muy difícil. Por un lado, lo que preocupaba a algunos en el trascurso de las negociaciones, que "la aceptación de los términos turcos siente un peligroso precedente", indica "que los principios democráticos básicos del bloque están en venta".
Así, dar a Turquía "lo que quiere" en el momento en el que Erdogan "se afianza en el poder convirtiendo a Turquía en lo que muchos consideran una dictadura" puede provocar "un daño irreparable a la credibilidad de la Unión Europea". "Y, sin embargo, para Europa, la alternativa probable —el colapso de las fronteras abiertas de Europa y de la confianza pública en las instituciones— será aún peor", indica.
Tras la cumbre, Merkel insistió en que, dada la guerra en Siria y su situación "geoestratégica", un acuerdo con Turquía está "absolutamente en consonancia con los intereses de Europa". "Convencer al resto de Europa no será fácil", opina el columnista, quien denuncia que en lugar de criticar o castigar a Ankara por sus ataques a la libertad de expresión o la represión de protestas, Bruselas anuncia que las negociaciones sobre la adhesión de Turquía a la Unión Europea pueden acelerarse.
Asimismo, Karnitschnig señala que lo más "irónico" de esta situación es que en realidad Erdogan no quiere unirse a la Unión Europea, ya que pertenecer a la alianza es "incompatible" con la forma de hacer política del líder turco.