Este 11 de marzo se cumple el quinto aniversario de la tragedia de Fukushima (Japón), que se produjo cuando un tsunami de 10 metros de altura destruyó los reactores de la planta nuclear de la compañía energética Tepco. Aun no se sabe a cuántas personas afectó la radiación, que se cobra cada vez más vidas.
"El Gobierno publica a diario en los periódicos las cifras de las muertes fruto de la catástrofe de 2011. En algunas prefecturas fallecieron entre 300 y 400, pero en Fukushima perdieron la vida 8.000 personas", explica a RT Jeffrey Jousan, un director de documentales que vive en Japón desde los años 90 para quien esta información resulta "impactante".
Se estima que, al menos, 19.000 personas murieron y otras 160.000 perdieron sus casas como consecuencia de esta desgracia. Cinco años después de la fatalidad, un 10 % de esos supervivientes aún reside en viviendas temporales precarias.
Por un lado, quienes eran residentes de Fukushima no regresan a sus casas abandonadas porque no podrán trabajar. "Nadie va a comprar la comida y los agricultores no pueden cultivar la tierra", explica Jousan.
Por otro, los desplazados confiesan que el Ejecutivo japonés los obliga a regresar a sus hogares —salvo quienes moraban en la zona de exclusión de 20 kilómetros alrededor de la planta— y pretende dejar de ayudarles a partir de abril de 2017: en estos momentos, destina a este fin alrededor de 400 millones de dólares al año. "Esta política expone a las personas a la radiación", asevera Seiichi Nakate, un antiguo habitante de Fukushima.
Se tardan dos años en construir cada robot limpiador, pero cuando se acercan a los reactores la radiación destruye sus cables y los inutiliza
La radiación mata hasta a los robots
Cinco años después del desastre, la empresa Tepco estima que ha cumplido un 10 % de los trabajos de limpieza. Cerca de 8.000 obreros por hora se encargan de ejecutar esa tarea, informa Reuters.
No obstante, en algunas partes de la planta la radiación es letal y las personas no pueden acercarse. Como consecuencia de ello, la compañía ha desarrollado varios robots especiales para que busquen debajo del agua las barras fundidas de combustible nuclear de los tres reactores destrozados.
Se tardan dos años en construir cada uno de estos dispositivos, pero cuando se acercan a los reactores "la radiación destruye sus cables y los inutiliza", lamenta Naohiro Masuda, el dirigente de Tepco que supervisa el proceso de descontaminación.
Sin encontrar el combustible nuclear, resulta imposible calcular cuánto tiempo tardará la empresa en completar esta tarea, pero podría llevar entre 30 y 40 años.