La campaña informativa lanzada por muchos medios de comunicación occidentales se ha centrado en el presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro británico, David Cameron, a pesar de que sus nombres no están incluidos en la filtración de los documentos financieros del bufete de abogados panameño Mossack Fonseca ocurrida el 3 de abril.
Sin embargo, "el mayor perdedor de las secuelas" del caso de los 'papeles de Panamá', cuyo nombre sí figura en los documentos, podría ser el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, escribe el periodista Bryan MacDonald para RT.
Durante su campaña, el entonces multimillonario ucraniano se comprometió a dejar su negocio de confitería Roshen. "Si me eligen [como el presidente], voy a hacer borrón y cuenta nueva y a vender el consorcio Roshen. Como presidente de Ucrania planeo y me comprometo a centrarme exclusivamente en el bienestar de la nación", aseguró Poroshenko al periódico alemán 'Bild' antes de las elecciones. Sin embargo, nunca cumplió sus promesas.
A pesar de sus garantías, resulta que Poroshenko ha estado más "preocupado" por su propio bienestar que por Ucrania en el último par de años, según MacDonald. "Ocultó dinero en paraísos fiscales, privando, por lo tanto, al país de impuestos vitales, mientras que al mismo tiempo que se veía sometido a una guerra", afirma el columnista.
Además, Bryan MacDonald señala que cuando el 'rey del chocolate' denunció el 1 de septiembre de 2014 que Rusia atacó abiertamente a Ucrania, "la mente de Poroshenko estaba muy lejos de Donbass". Según el periodista, los 'papeles de Panamá' han revelado que ese mismo día el presidente ucraniano entregó a Mossack Fonseca una copia de una factura de servicios públicos para demostrar su domicilio.
"Sus sucios manejos financieros lo muestran como lo que es, una reliquia de la cultura de los oligarcas de los 90 que ayudó a destruir gran parte de la ex Unión Soviética, tanto económicamente como socialmente, hundiendo en una profunda miseria a millones de personas", concluye el columnista.