Un país no puede considerarse una gran potencia si su Ejército depende de proveedores extranjeros en el suministro de armas. Ello explica que la producción doméstica de armas avanzadas sea la prioridad y cuestión de orgullo tanto para China como para India, recuerda Richard A. Bitzinger en un artículo en 'Asia Times'.
Ambas naciones –India desde su independencia y China desde la fundación de la República Popular– se han centrado en establecer y desarrollar una gran industria armamentística nacional, fabricando desde armas ligeras hasta nucleares y estableciendo bases militares de investigación y desarrollo para controlar cada etapa de la producción, la cual, a su vez, quedó aislada del resto de la economía.
Curiosamente, la China comunista tuvo más éxito que la India democrática a la hora de introducir las ideas del libre mercado en su industria de defensa.
Los intentos de Nueva Deli y Pekín de finales de la década de 1990 y principios de la de 2000 de modernizar la industria militar contemplaban la introducción de una competencia limitada (a veces del sector privado), más control de calidad y una postura más abierta hacia los militares con objeto de que pudieran controlar más la investigación y el desarrollo en el ámbito de la defensa.
"Curiosamente, la China comunista tuvo más éxito que la India democrática a la hora de introducir las ideas del mercado libre en su industria de defensa", señala Bitzinger, añadiendo que Pekín es más competitivo en esta esfera.
Asimismo, China ha abierto la industria de defensa más hacia la financiación del sector privado y ha implementado iniciativas para promover la integración cívico-militar y el uso de altas tecnologías comerciales disponibles en el país. Pekín cuenta también con programas de desarrollo de cazas de quinta generación. En general, China supera en materia de defensa a la India, que "permanece atascada en el pasado socialista y proteccionista del país" y produce un equipamiento militar menos avanzado.