Con la adquisición de varios medios de comunicación en los últimos cuatro meses por parte de Sarah Cartes, hermana del presidente paraguayo, Horacio Cartes, se ha desatado una polémica en Paraguay.
Según informa el portal abc.com.py, Cartes, ahora propietaria del Grupo Nación de Comunicaciones, del que hacen parte los diarios 'La Nación', 'Crónica' y dos estaciones radiales, asegura que la compra es tan solo un negocio empresarial sin fines políticos. No obstante, la sociedad del país ve en ello una amenaza a la libertad de expresión.
En este contexto, nuestro corresponsal, Borís Kuznetsov, investigó esta situación y habló con distintos representantes del ámbito periodístico y de las telecomunicaciones en Paraguay.
Santiago Órtiz, secretario general del Sindicato de Periodistas de Paraguay, considera peligroso el hecho de que la hermana del líder de la República tenga a su disposición medios con un porcentaje muy alto de público. "Este peligro tiene que ver con que por un lado genera censura y autocensura entre los periodistas, también genera invisibilización de muchísimos sectores que están afectados por el modelo económico que está instalando el Gobierno, cuyas voces hoy son acalladas en esos medios o por lo menos no se reflejan", aseguró.
No obstante, las autoridades afirman que es incorrecto hablar de algún tipo de restricción o presión sobre el periodismo. "Con la penetración que tenemos de Internet y las redes sociales, yo diría que es imposible que se genere una restricción a la opinión pública y mucho menos a los medios. No tenemos leyes de medios, no existen leyes mordaza", subrayó Fabrizio Caligaris, ministro de la Secretaría de Información y Comunicación.
Respecto a esta situación, algunos periodistas afirman que posiblemente la compra se hace para explotar económicamente a los medios y señalan que la principal presión sobre el periodismo estaría vinculada con el crimen organizado: muchos reporteros del país han tenido que enfrentarse a amenazas y muchas veces tienen que elegir entre aceptar un soborno o poner su vida en peligro.
En estas circunstancias, decir la verdad y revelar los esquemas corruptos parece realmente peligroso para muchos. Así, los periodistas instan al Gobierno a luchar contra las mafias y dicen que quieren alzar sus voces por la gente y no ser silenciados.