Rusia y China están mejorando su capacidad de atacar aviones y barcos del Ejército de EE.UU., empujando a los militares estadounidenses fuera de las zonas de potencial conflicto como, por ejemplo, el mar Báltico y el mar de la China Meridional, y limitando las posibilidades de Washington de utilizar la fuerza en estas regiones, publica el portal The Hill, con referencia a varios expertos. Ambos países están cerrando la brecha con EE.UU. en el ámbito de las armas avanzadas, opinan los expertos citados.
Mark Gunzinger del Centro para Evaluaciones Estratégicas y de Presupuesto afirma que desde el final de la Guerra Fría EE.UU. pudo utilizar las bases situadas bastante cerca de las fronteras de un enemigo "porque no había amenaza aérea ni de misiles a esas bases". Sin embargo, en la actualidad "eso está cambiando", opina.
Los expertos sostienen que Rusia y China están mejorando sus tecnologías de misiles balísticos y de crucero, y que esperan crear algo similar a "burbujas de negación del acceso y de interdicción de zona" para contrarrestar las operaciones aéreas y terrestres de Estados Unidos, publica The Hill.
"Hemos visto algunas tecnologías avanzadas aire-aire que los chinos y los rusos están desarrollando, no solo en la tecnología de sigilo, sino también en términos de aerodinámica avanzada, de radares aire-aire avanzados, de armas aire-aire avanzadas y de armas aire-tierra avanzadas", sostuvo Chris Harmer, analista naval principal en el Instituto para el Estudio de la Guerra. Los expertos destacan además que tanto Rusia como China están desarrollando rápidamente sus submarinos.
Para mantenerse a la cabeza de esos avances, el Pentágono se está centrando en sistemas de armas más avanzados, que pueden evitar ser detectados incluso en lugares cerrados, como el B-21, un sigiloso bombardero estratégico, entre otros, reza el artículo. El bombardero, que todavía está en fase de diseño, está destinado a sustituir la flota de bombarderos de EE.UU. que está quedándose obsoleta.