Recientemente la publicación financiera Nasdaq.com recomendó abiertamente invertir en Cuba, principalmente en las áreas de turismo, construcción y telecomunicaciones. De esta forma se reafirma el interés y el potencial que ven los empresarios de EE.UU. en desarrollar distintos emprendimientos en Cuba.
Si bien esto se enmarca en las políticas que tomadas por el Gobierno cubano en los últimos años de apertura económica, no deja de generar dudas e incertidumbres sobre cómo puede repercutir en la economía y la sociedad cubana la llegada de los capitales estadounidenses.
Ley de inversión extranjera y el fomento al desarrollo
En marzo de 2014 el gobierno cubano aprobó una nueva Ley de Inversión Extranjera que vino a reemplazar una legislación anterior del año 1995 que, a su vez, había sustituido el Decreto-Ley No. 50, "Sobre asociación económica entre entidades cubanas y extranjeras", del 15 de febrero de 1982.
La nueva ley garantiza la posibilidad de inversión extranjera en todos los sectores de la economía cubana a excepción de la salud, la educación y el sector militar. Asimismo permite que los distintos emprendimientos sean realizados por empresas mixtas (donde participan el Estado e inversionistas extranjeros), empresas de capital totalmente extranjero y contratos de asociación económica internacional.
Estos últimos suponen los contratos a riesgo para la explotación de recursos naturales no renovables, para la construcción, la producción agrícola, la administración hotelera y los contratos para la prestación de servicios profesionales.
La legislación cuenta además con un capítulo que enmarca la inversión extranjera en el desarrollo sostenible de la nación, atendiendo la introducción y transferencia de tecnología, la conservación del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales. Todo esto controlado por el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX).
Finalmente, obliga a que todos los trabajadores (salvo la dirección o administración de la empresa) sean cubanos o extranjeros residentes en la isla y estén protegidos por los mismos derechos laborales que el resto de la población.
Esta ley busca, mediante fuertes reaseguros administrativos, impulsar la inversión para así hacer crecer la economía cubana que aun, un cuarto de siglo después, todavía se está recuperando del golpe que implicó la caída del Muro de Berlín y la disolución del bloque socialista.
El dilema de profundizar el socialismo
El debate que se presenta actualmente tiene que ver con la necesidad de profundizar y mejorar el socialismo cubano.
Así lo planteó el reconocido intelectual cubano Fernando Martínez Heredia: "Cuba está entrando en una etapa de dilemas y alternativas diferentes, entre los que sobresalen los que existen entre el socialismo y el capitalismo, teatro de una lucha cultural abierta en la que se pondrá en juego nuestro futuro".
En ese sentido analiza que el capitalismo no busca "el poder político" ya que "su campo de batalla principal está en la vida cotidiana, las relaciones sociales, el aumento y la expansión de los negocios privados y sus constelaciones de relaciones económicas y sociales, las ideas y los sentimientos que se consumen".
Martínez Heredia advierte, en referencia a EE.UU., que "los enemigos pretenden borrar toda la grandeza cubana y reducir al país a la nostalgia de 'los buenos tiempos', antes de que imperaran la 'chusma' y los 'castristas'".
Asimismo señala que los métodos ya no serán los de la agresión directa, sino "un buen número de recursos 'suaves' e 'inteligentes', modernos 'cazabobos' de la guerra del siglo XXI".
Para enfrentar estos desafíos, el sociólogo y analista político alemán Heinz Dietrich expresaba hace ya diez años la necesidad de que la sociedad cubana dé "el paso hacia el socialismo del siglo XXI" e implemente "medidas económicas-políticas inmediatas que le hagan entender a la población que una sociedad más democrática y con mejor nivel de vida la espera".
En esa sintonía, ante la reciente visita del presidente Barack Obama a Cuba, Fidel Castro subrayó: "Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura". "No necesitamos que el imperio nos regale nada", añadió.
Es en esos marcos entonces donde se plantea el debate respecto a las ventajas y desventajas de la inversión extranjera estadounidense. La estrategia de Washington ha cambiado pero tiene los mismos objetivos. Sin embargo el pueblo cubano no ha renunciado a la búsqueda por mejorar el socialismo.