El Estado Islámico ha enterrado con vida a docenas de sus combatientes que se habían negado a luchar y habían huido de los enfrentamientos contra el Ejército iraquí por el control de la provincia de Nínive, en el norte Irak, según informa la agencia ABNA.
Aunque el número total de militantes ejecutados se desconoce, se ha reportado hasta el momento la muerte de 35 individuos acusados de desertar. Según señalan algunos testigos, los combatientes fueron enterrados en el pueblo de Qayyara, a unos 60 kilómetros al sur de la ciudad de Mosul.
En marzo de este año las fuerzas iraquíes y kurdas respaldadas por la coalición liderada por EE.UU. impidieron que los yihadistas retomaran el control de Mosul y recuperaron varias aldeas situadas a las afueras de la ciudad de Makhmour. Por su parte, la intensificación de los ataques aéreos y terrestres en Irak y Siria ha acabado con la vida de varios líderes del Estado Islámico y ha generado escasez de personal y recursos financieros dentro de la organización terrorista.