Ecuador ha vivido este miércoles una nueva réplica del devastador terremoto del 16 de abril del 2016, informa el Instituto Geofísico de este país. En las últimas horas se han registrado dos fuertes sismos, que han dejado al menos un muerto y decenas de heridos.
"Esta nueva réplica fue sentida en casi todo el Ecuador", escribió la institución. Su magnitud fue de 6,8 y su epicentro se registró a una profundidad de 15 kilómetros al sur de la población de Mompiche.
En conjunto ya se cuentan 1.513 réplicas del devastador sismo provocado por subducción de la placa oceánica Nazca bajo la placa continental Sudamericana. Es el mismo proceso, entre otros, que provocó en 1906 el mayor terremoto de la historia del país, que fue también el sexto más importante de la historia mundial, explicaba el Instituto el mes pasado. La entidad advertía de la posibilidad de que se produjeran réplicas durante algunas semanas.
La velocidad de la tasa de convergencia es alrededor de 7 centímetros por año. Es decir, siete metros cada siglo, algo que corresponde a sismos de magnitud 8 o más
Para los sismólogos ecuatorianos e internacionales, un sismo como el de 16 de abril era una posibilidad cierta. No en vano, el director del Centro Sismológico Nacional de Chile, Sergio Barrientos, reveló en una entrevista a Xinhua que "en el caso de Ecuador un terremoto de 8 grados era esperable".
A su juicio, ello se debe a que "se produjo en la zona de contacto entre la placa de Nazca y la Sudamericana", donde "la velocidad de la tasa de convergencia" es alrededor de 7 centímetros por año. Es decir, siete metros cada siglo, algo que corresponde "a un sismo de magnitud 8 o más en algún lugar a lo largo del contacto de las placas, como en el caso de Ecuador", explicó.
Sin embargo, pese a que los científicos saben dónde podrán ocurrir los sismos, son incapaces de predecir cuándo hay que esperarlos. "Sí se puede algún día predecir, no la hora, pero quizás en estos casos se podría advertir el área donde ocurrirá y una estimación del tamaño del sismo", explicó Barrientos.
Ello afecta no solo a Ecuador o Chile, sino también a otros países sudamericanos situados a lo largo de las áreas de contacto de las dos placas tectónicas. De hecho, el pasado abril el director del Instituto Geofísico del Perú, Hernando Tavera, instó a los peruanos que viven en la costa central del país a estar preparados ante un eventual terremoto de magnitud 8,8.
Paradójicamente, en algunos lugares del contacto entre las dos placas su movimiento se traba, y allí no se producen sismos durante décadas o incluso cientos de años. En cambio, se acumula presión que se ha de liberarse con gran fuerza en algún momento. Este es el caso de Perú.