Cuando el senador de Vermont Bernie Sanders anunció que buscaría la nominación demócrata a la candidatura presidencial de EE.UU. hace casi un año, sus probabilidades parecían casi imposibles.
La exsecretaria de Estado Hillary Clinton ya estaba en su apogeo y los valores 'democráticos-socialistas' de Sanders llegaron para enfrentarse al 'statu quo' representado por ambos partidos y a los medios de comunicación 'mainstream'.
Después de su victoria en las primarias de Oregón esta semana, asegurar el nombramiento de su nuevo partido después de años sirviendo como independiente todavía parece muy poco probable, pero ha conseguido llegar más lejos de lo que nadie jamás pensó y, técnicamente, todavía no está fuera de la carrera.
Pese a que la popularidad de Clinton es mucho más baja, y de que Sanders muestra mejores cifras en las encuestas en una eventual elección contra Donald Trump, todavía está por debajo en el número de delegados.
A la exsecretaria de Estado solo le faltan 615 delegados más para ganar la nominación, mientras que Sanders necesita 889.
Sin embargo, cuando se tiene en cuenta también a los superdelegados, Clinton se encuentra solo a 90 del número mágico, mientras que el senador de Vermont tiene que obtener otros 850. Eso cuando quedan 939 delegados en total, entre asignados y superdelegados, que están todavía por decidir en las elecciones primarias restantes.
Estos son los escenarios que podrían llevar a la Casa Blanca al primer presidente democrático socialista de EE.UU.
Bernie arrasa en las primarias restantes
Clinton tiene actualmente un total de 1.768 delegados, frente a los 1.494 de Sanders, por lo que el senador tendría que ganar nada menos que el 68% de los restantes, sin contar a los superdelegados que ya han declarado su apoyo a Clinton, según AP.
Para Sanders los estados de California, con 546 delegados por repartir, y Nueva Jersey, con 142, son clave para seguir con vida. Sin una victoria contundente en ambos, se vería abocado a un escenario como el de la serie 'West Wing' o 'El ala oeste' (ver más adelante).
Durante un discurso pronunciado el martes pasado, Sanders describió las próximas dos semanas de campaña como "el comienzo de la ofensiva final para ganar California".
Los superdelegados cambian de bando en la convención, algo conocido como el 'escenario del ala Oeste'
Ninguno de los candidatos puede ganar con el número de delegados por sí solos. Solo los 712 superdelegados pueden llevar a uno de los candidatos a la cima.
La combinación de gobernadores, senadores, representantes, miembros de la Convención Demócrata Nacional, y los 'veteranos del partido' puede respaldar a cualquier candidato, incluso a alguien que no estuviera en la votación durante las primarias, y pueden cambiar su preferencia en el momento de la convención, tal como queda representado de manera espectacular en un episodio 'El ala Oeste' llamado acertadamente '2162 votos'.
Sanders y sus partidarios esperan que si gana las próximas elecciones primarias, en particular California, el impulso resultante inspirará a los superdelegados a darle su apoyo de cara, o de manera dramática durante la convención en Filadelfia este mes de julio.
En la actualidad, 525 superdelegados apoyan a Clinton. En concreto, el expresidente Jimmy Carter y el excandidato presidencial de 2000 Al Gore todavía no se han pronunciado.
Otra posible incentivo para que los superdelegados cambien de parecer sería la aparición de nuevos datos en el escándalo del servidor de correo electrónico de Clinton.
Lanzarse como un candidato independiente o del Partido Verde
A la mayoría de los estadounidenses, en particular los jóvenes, le gustaría ver a esta situación, en caso de que Sanders no logre la nominación demócrata.
Mientras que algunos de sus partidarios rechazan categóricamente la idea de votar por Clinton si él no consigue la nominación, Sanders ha mostrado poco interés en volver a sus raíces independientes.
Una petición en Internet para que se postule como independiente ha cosechado más de 27.000 firmas, mientras que otra pide que una sus fuerzas con Jill Stein, quien tiene la esperanza de hacerse con la nominación del Partido Verde en su convención en agosto.