Cada vez que se acerca la fecha de la renovación de las sanciones de la Unión Europea contra Rusia, surgen especulaciones en torno a la actitud de algunos países que podrían "romper filas" y votar en contra de las restricciones comerciales y financieras. Probablemente, "no habrá desertores" en esta ocasión, pero "un ablandamiento de las sanciones estará sobre la mesa en un futuro próximo", escribe para Bloomberg View el periodista Leonid Bershidsky.
El próximo mes, la UE estudiará si prorroga las sanciones antirrusas para otros seis meses.
Hasta la fecha, la determinación a la hora ampliar las sanciones se ha basado, en primer lugar, en las posiciones inflexibles de EE.UU. y de la canciller alemana, Angela Merkel, pero "ahora estos dos obstáculos se han debilitado", constata el analista.
Según él, "Washington ha quedado decepcionado por la intransigencia de Ucrania". Victoria Nuland, la secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para los asuntos de Europa y Eurasia, ha instado en repetidas ocasiones a funcionarios y legisladores en Kiev a que cumplan su parte de los acuerdos de Minsk, pero "su intransigencia, junto con la permanente crisis política, las reformas económicas inadecuadas y la corrupción rampante en Ucrania, han hecho que el apoyo de Washington se debilitara", señala Bershidsky.
Tanto el Kremlin como figuras influyentes de Europa están buscando maneras de comenzar a distender el enfrentamiento sin perder la cara
Merkel, por su parte, "ha perdido gran parte del capital político necesario para apoyar sus posiciones principiales" en relación a las sanciones. Así, su acuerdo con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha sido visto por los alemanes como un ejemplo de "doble rasero" con poco sentido económico o político.
Asimismo, de acuerdo con el influyente semanal 'Der Spiegel', la oficina de Merkel puede estar ahora más dipuesta a suavizar las sancciones bajo la presión del sector empresarial alemán. Algunos funcionarios de Moscú, por ejemplo, podrían ser autorizados a viajar a Europa, o bien la UE podría ampliar las restricciones solo por tres meses en lugar de seis, "dejando la puerta abierta a una resolución anterior del conflicto", comenta el periodista.
Intensificación de la actividad diplomática
Por otro lado, según Bershidsky, "la actividad diplomática entre Rusia y Europa, sin duda, se ha intensificado". Los funcionarios y legisladores alemanes han celebrado una serie de reuniones de nivel medio en las últimas semanas, señala el analista, al tiempo que también destaca la visita de Putin a Grecia, "uno de los puntos débiles en el consenso europeo sobre las sanciones".
El periodista puntualiza que, aunque líderes políticos y funcionarios de la UE han dicho muchas veces que las sanciones no se levantarán hasta que los acuerdos de Minsk se apliquen plenamente, "nunca dijeron que el 'menú' de las sanciones no se pudiera cambiar", por lo que, "incluso sin la flexibilización formal de las sanciones, hay espacio para el movimiento".
"Tanto el Kremlin como figuras influyentes de Europa están buscando modos para comenzar a distender el enfrentamiento sin perder la cara", opina el analista.
Según él, "es casi seguro que se ampliarán las sanciones, ya que ningún país quiere rebelarse en esta materia mientras otros asuntos más serios, como la crisis de los refugiados y el referéndum de Gran Bretaña en la UE, están en la agenda para el bloque". No obstante, el experto pronostica que "un debilitamiento de las restricciones parece estar listo para los próximos meses".