Desde el inicio de la operación policial contra el tráfico de animales en peligro de extinción en Tailandia, que reveló esta semana la macabra realidad que se escondía en el Templo del Tigre, un templo budista muy turístico situado al oeste de Bangkok, el descubrimiento de cada vez más restos de tigres y de una especie de laboratorio este jueves agrava la enorme controversia que rodea este caso, informa el diario 'El Mundo'.
Este último descubrimiento llegó a raíz de la detención de tres personas, un monje budista entre ellos, que intentaban abandonar el templo en un camión cargado de pieles, colmillos y miles de amuletos confeccionados con tejidos de los tigres.
Además de hallarse este jueves nuevos restos de cachorros de tigre, pieles y amuletos realizados con sus restos, el laboratorio que ocultaba el templo guardaba al menos una veintena de frascos con formol que conservaban los órganos de estos animales y cuerpos de crías enteras.
Los botes estaban marcados con etiquetas que clasificaban a las crías por sexo, edad y peso, lo que para las autoridades parece confirmar el hecho de que se utilizaban para preparar medicinas y realizar comercio ilegal.
Mientras tanto, los responsables del templo budista siguen negando lo hechos de los que se les acusa y afirman que conservaban los cadáveres para evitar que se les acusase de comerciar con sus restos.