En la ciudad turca de Antioquía –situada cerca de la frontera siria– una fábrica de uniformes militares tiene como trabajadores a menores hijos de refugiados que durante 12 horas diarias trabajan en la confección de prendas de camuflaje destinadas a combatientes del Estado Islámico (EI), el Frente Al Nusra y otras organizaciones terroristas. Los niños, con edades tan prematuras como los nueve años, se ven obligados a coser, cortar y medir telas por un salario que ronda los 14 dólares diarios, informa 'Daily Mail'.
Si no hubiera guerra en Siria, estarían en la escuela, una opción mejor para ellos
Abu Zakour, de 35 años y propietario de la fábrica, señala que la única razón por la que los menores trabajan es por dinero, ya que en la confección de ropa militar se gana un poco más. "Si no hubiera guerra en Siria, estarían en la escuela, una opción mejor para ellos", agrega.
El empresario asegura no ser simpatizante de ninguna entidad terrorista, aunque no le preocupa que sus productos sean enviados de contrabando al país vecino y sean adquiridos por estas organizaciones. Zakour admite que para él no es importante a quién vende su ropa ya que lo único que le interesa es "ganar dinero para sobrevivir".
Numerosos niños refugiados optan por buscar un empleo en medio de las difíciles condiciones de vida pese a que legalmente el trabajo infantil está prohibido en Turquía. Algunos de ellos tiene que dejar a sus familias y emplearse a miles de kilómetros de sus hogares además de dormir en sus lugares de trabajo. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), casi el 80% de los menores sirios en Turquía no asisten a una escuela pública debido a la barrera idiomática o por la intimidación que sufren por parte de los estudiantes turcos.