"Con Donald Trump a la cabeza de Estados Unidos se desgarrarían los últimos vestigios de civilidad en la relación con México, se descartaría cualquier intento de usar las vías diplomáticas para atender los asuntos fronterizos. Todo sería autoritarismo y barbarie, justamente por la prepotencia de un empresario que se comporta como hacendado", dijo a RT el intelectual mexicano Fernando Buen Abad, doctor en Filosofía y especialista en Ciencias de la Comunicación.
Su análisis no es infundado, ya que el aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Republicano, ha expresado abiertamente su rechazo a los inmigrantes ilegales (11,3 millones para el 2014) porque según él, representan una amenaza a la economía y la estabilidad de su país. Además prometió deportar a 11 millones de personas y levantar un muro en la frontera que debe pagar el propio Gobierno de México.
Con Donald Trump a la cabeza de Estados Unidos se desgarrarían los últimos vestigios de civilidad en la relación con México, se descartaría cualquier intento de usar las vías diplomáticas para atender los asuntos fronterizos
Un muro, ¿la solución?
La frontera actual entre México y Estados Unidos se extiende a los largo de 3.185 kilómetros. Toca a cuatro estados estadounidenses y seis estados mexicanos.
Se trata de una amplia y complicada zona de intercambio comercial y cultural, ya que cuenta con el mayor número de cruces legales en el mundo (50,23 millones de cruces peatonales) pero también el mayor número de cruces ilegales (casi 12 millones) Según un estudio titulado: 'La integración económica de las ciudades de la frontera México- Estados Unidos'.
Se estima que en este convulsionado espacio de tierra, cada año mueren 250 migrantes de nacionalidad mexicana. Actualmente existe un muro fronterizo entre ambas naciones, levantado durante la presidencia de George W. Bush que cubre, en varios tramos discontinuos, cerca de 1.050 kilómetros de frontera, algo así como el 33,3% del total. Lo único que ha conseguido hasta ahora es la muerte de cerca de 6.000 personas que intentaron burlar a la policía fronteriza.
Mexicanos de aquí y de allá
Agrega Buen Abad que con una eventual presidencia de Trump "habría una profundización del maltrato hacia los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos, apoyado por las simpatías que tiene el aspirante entre un sector republicano que representa a la derecha más furibunda e irracional".
Pero sobre todo, agrega, habrá una profundización muy seria del narcotráfico, "el narcolavado y el crimen organizado que comercia ilegalmente con armas, personas, órganos y drogas. Justamente por la cercana relación de Trump con la banca y los medios de comunicación a ambos lados de la frontera común".
Amenazados
Consultado por RT, el coordinador de la sección de opinión del diario mexicano 'La Jornada', Luis Hernández Navarro estima que Trump también es reflejo de un segmento de la ciudadanía de su país.
Habrá unas relaciones más difíciles con los mexicanos que viven allá y que son trabajadores indocumentados
"Yo creo que Trump expresa los sentimientos profundos de una parte de la sociedad estadounidense, que se siente amenazada por la migración mexicana. No olvidemos que Estados Unidos vive un clima de inseguridad laboral creciente".
De ganar la candidatura y luego la Presidencia, cosa que Hernández Navarro no ve muy claro aún, "es previsible un clima de endurecimiento mayor al que ya existe con Obama. Habrá unas relaciones más difíciles con los mexicanos que viven allá y que son trabajadores indocumentados".
Nadie duda en América Latina, y Donald Trump se ha encargado de reafirmarlo, que también la intolerancia y el racismo, subirían de tono.
"La migración tendría mayores obstáculos. En la actualidad el flujo de mano obra funciona y es controlado por los estadounidenses como el sistema de esclusas del canal de Panamá, que abren o cierran para regular el paso de la mano de obra dependiendo de la demanda de los sembradíos", explica.
Deportados
Refiriéndose a las amenazas del aspirante de deportar a 11 millones de inmigrantes, Luis Hernández Navarro toma un ejemplo histórico: "Ya lo han hecho. En las década de los 40, cientos de miles de mexicanos que vivieron durante años en Estados Unidos, fueron deportados en medio de un clima de racismo e intolerancia elevados".
A pesar de esas políticas restrictivas, los centroamericanos y los mexicanos seguirán intentando cruzar la frontera si no mejoran sus posibilidades de trabajo. "Y eso no lo podrá contener un muro", asegura.
Ernesto J. Navarro