¿Blanqueando el pasado?: Los 'ministerios de la Verdad' juegan a reescribir la historia
Como si de los ministerios de la Verdad de la icónica obra '1984' de George Orwell se tratara, varios historiadores denuncian que el eco de algunas prácticas que aparecen en el libro "resuena en una serie de decisiones que se están tomando en el este de Europa, jóvenes democracias que hasta hace un cuarto de siglo se encontraban al otro lado del Telón de Acero", escribe el columnista Antonio Martínez en El Confidencial.
"Un monumento a la limpieza y a la falsificación"
El presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, ha aprobado una ley que tilda de "criminal" al sistema político comunista y que obliga a demoler estatuas y cambiar el nombre de cientos de calles y plazas del país. Asimismo, la medida concede nuevas competencias al llamado Instituto de la Memoria Nacional, que tiene como objetivo desarrollar "una política de estado en el campo de la restauración y la preservación de la memoria nacional del pueblo ucraniano".
"A este centro se van a transferir todas las actas de los órganos soviéticos de represión, los servicios secretos soviéticos del KGB y los de su versión ucraniana, la SBU (...) la institución se encargará a partir de ahora en exclusiva de estudiar estos documentos. Y de permitir quién puede acceder a ellos", denuncia el columnista, añadiendo que varios expertos sostienen que, con ello, Kiev tiene un doble objetivo: amplificar los crímenes soviéticos en Ucrania durante la II Guerra Mundial y minimizar el papel de la resistencia nacionalista ucraniana, que en un primer momento se acercó a los nazis, en las limpiezas étnicas.
El profesor de historia rusa y soviética en la Universidad del Noreste (EE.UU.) Jeffrey Burds sostiene que el trabajo del recién nombrado responsable de la institución, Vladímir Viatrovich, es un "monumento a la limpieza y la falsificación" que elimina "todo lo que critique al nacionalismo ucraniano". "Lo sé porque yo he visto los originales, he hecho copias y he comparado sus transcripciones con los originales", asegura.
"Dejarlos fue un error fatal"
El Instituto de la Memoria Nacional de Polonia, un centro con respaldo estatal, también va a comenzar a destruir monumentos que evoquen su pasado soviético. En el punto de mira de la institución están, sobre todo, los que honran al Ejército Rojo. "En junio empezaremos una campaña para instar a los gobiernos locales a liquidar los monumentos soviéticos (…) dejarlos fue un error fatal", afirmó el presidente del IPN, Lukasz Kaminski.
"En los últimos meses el Gobierno ha decidido amonestar a los periodistas que hablen de campos de concentración 'polacos', alegando que eran iniciativas nazis, aunque en su territorio estuviesen las instalaciones de la muerte de, por ejemplo, Sobibor y Auschwitz. La pena máxima son cinco años de cárcel para quien afirme que Polonia participó en el Holocausto", explica Martínez.
En el caso de Hungría, la "elocuente" estatua que el primer ministro Viktor Orbán planeó erigir para recordar a las víctimas de la ocupación nazi es definida por Randolph Braham, profesor emérito de la Universidad de Nueva York, como una "campaña de limpieza de la historia" con el objetivo de "absolver a Hungría por el papel activo" que su Gobierno desempeñó en el Holocausto y de "intento cobarde" de exonerar al régimen de Miklós Horthy, regente de Hungría entre 1920 y 1944, de cualquier responsabilidad.