Pasados más de 60 años desde que EE.UU. lanzara múltiples bombas nucleares en las Islas Marshall, ubicadas en el océano Pacífico, los habitantes de este pequeño país todavía no pueden volver a sus hogares a causa de la radiación y contaminación.
Según un estudio de la Universidad de Columbia publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Science' en agunas zonas del país los niveles de radiación duplican lo que se considera seguro para la vida de los seres humanos. Además, el estudio echa por tierra las esperanzas de que el nivel de radiación disminuya con el paso del tiempo, ya que demuestra que los niveles de radiación de la isla de Bikini son superiores a los registros previos.
El material radiactivo cesio-137 produce actualmente de media 184 milirems de radiación al año en el atolón de Bikini, que registra en algunas zonas hasta 639 milirems al año, señalan los investigadores. El umbral de peligrosidad de la radiación suele estimarse en los 100-200 milirems. Los habitantes del atolón fueron trasladados y hoy en día sigue deshabitado.
Entre 1946 y 1958 Estados Unidos dejó caer 67 armas nucleares en las Islas Marshall. La mayor explosión tuvo lugar sobre el atolón de Bikini en 1954 y fue mil veces más potente que la de la bomba lanzada sobre Hiroshima en agosto de 1945.