El primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, ha descartado que su país participe en los planes de la OTAN para crear una fuerza naval que hiciera frente a la Armada rusa en la región.
Este mandatario ha declarado en una rueda de prensa en Sofía, la capital de su país, que "siempre declaro que quiero que el mar Negro sea para barcos y yates con turistas y no un escenario de acciones militares. No quiero una guerra en el mar Negro", según publica la agencia TASS.
En este sentido, Boiko Borisov estima que "enviar buques de guerra como parte de una flota contra las naves rusas está fuera de los límites que puedo permitir" y ha definido como "inaceptable" el hecho de "desplegar destructores y portaviones cerca de Burgas o Varna durante la temporada turística", informa Bloomberg.
Además, el presidente de Bulgaria, Rosen Plevneliev, ha remarcado que "Bulgaria es un país pacífico y su política exterior no apunta a nadie".
Reacción de Rumanía
Por su parte, el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, quien visitó Bulgaria los pasados 15 y 16 de junio para discutir los planes de ambos países con ambos políticos, ha señalado que el único objetivo de la iniciativa atlántica es la "coopearción práctica" para realizar "maniobras conjuntas" y que los informes sobre una flota son un ejemplo de "incomprensión" y algo "absurdo", debido a que "nadie quiere crear una flota de la OTAN" y esa alianza "no desea ni tiene recursos para mantener una flota en el mar Negro".
Klaus Iohannis ha indicado que las discusiones para establecer una fuerza naval conjunta de la OTAN comenzaron después de que la península de Crimea —donde los rusos mantenían una flota bajo un acuerdo de arrendamiento— aprobara en referéndum reunificarse con Rusia.
Flota del mar Negro
El proyecto Flota del mar Negro supone que tres miembros regionales de la alianza —Rumanía, Bulgaria y Turquía- aportarán recursos a la creación de una fuerza naval. Está previsto que la OTAN considere esta iniciativa durante su próxima cumbre, que celebrará este julio en Varsovia (Polonia).
A principios de este mes el embajador ruso ante la ese organismo, Alexander Grushkó, destacó que "debe entender que el mar Negro nunca será un lago de la OTAN".