"Eso es normal, nunca cuadra": La carta viral que pone en cuestión el recuento de votos en España
A esta hora corre por las redes sociales una carta que pone muy seriamente en cuestión la manera en que se recogen en España los votos en las elecciones generales. La carta habla por sí misma, y pone ejemplos claros de la negligencia y falta de rigor con que se procedería en determinado tipo de mesas electorales, en concreto de localidades pequeñas y muy poco pobladas, pero al fin y al cabo numerosas. De ser verdad lo relatado por Christian Avilés, el supuesto firmante de la carta, lo preocupante no sería solo la dejadez de las personas concretas a las que se refiere –porque ello podría reproducirse o no, en función de la honestidad personal, en otros casos–, sino la pobreza democrática de un sistema que permitiese semejante funcionamiento.
A continuación reproducimos de forma íntegra la carta:
"Lo siento, es largo, pero si no lo digo reviento.
Hace un rato que he llegado a casa después de ser presidente de una mesa electoral en Barcelona y aún estoy alucinando. Aparte de varias irregularidades que no detallaré para no alargarme, pero que demuestran las enormes fallas del sistema, he alucinado con un montón de cosas. Primero: después del recuento, faltaban un par de votos que no aparecían. La responsable de la junta electoral insistía en que 'eso es normal, nunca cuadra'. Yo le he dicho que tenía que cuadrar, a lo que dice, 'es igual, en este caso los votos que no se encuentren se ponen en blanco y ya está'. Luego se ha unido a la fiesta el apoderado del PP, que insistía en declarar los votos que faltaban como votos en blanco, 'vamos, lo que se hace siempre'. Yo les he dicho que no, que además, '¿cómo lo voy a cuadrar luego?' Y ahí ha venido mi primera sorpresa, me dicen: '¿Qué cuadrar?, si ahora cuando firmes el acta todos estos votos van a la basura'. Y digo: '¿Cómo? ¿No los tengo que llevar al juzgado escoltado por la policía?'. Y me dicen, 'claro que no, tú a los juzgados llevas solo las actas con los resultados finales'. Es decir, pensad en un pueblo o ciudad pequeña de esas de la España profunda donde todos se conocen, se juntan los tres de la mesa y rellenan lo que les sale de los huevos porque no hay que entregar luego los votos para demostrar nada. De hecho, si hubiera querido, yo mismo hubiera alterado los resultados, pues en muchos ratos del día hemos estado solos en la mesa dos personas.
Pensad en un pueblo o ciudad pequeña de esas de la España profunda donde todos se conocen, se juntan los tres de la mesa y rellenan lo que les sale de los huevos
Luego viene el cachondeo del voto por correo: a primera hora te entregan un fajo de sobres con los votos por correo, pero a la hora de la verdad, el control es mínimo, por no decir en algún momento nulo. Quién me dice que en uno de esos pueblos de la España profunda no cogen todos los sobres de correo y los cambian por otros. Están todo el día encima de la mesa y nadie los custodia.
Y, para acabar, el cachondeo del escrutinio del Senado… Dejando de lado que la mitad de la gente no sabía qué tenía que votar, ni quiénes eran los que se presentaban, ni para qué sirve eso (especialmente la gente mayor, que preguntaban dónde tenían que poner la X, como si fuera un formulario de Hacienda)… Dejando de lado todo eso, el escrutinio es insultantemente ridículo: ¿os acordáis de cuando elegíais delegado de clase en el cole? Se iban poniendo nombres y se marcaba una X cada vez que a alguien se le votaba. Luego se sumaban las X y listos.
Ahora entenderéis mejor porqué gana las elecciones un partido corrupto y por qué no quieren hacer que el voto sea electrónico (sería mucho más barato, sí, pero demasiado fiable)
Pues así pero con una lista de más más de mil X. Además, como se pueden marcar 'hasta 3 casillas', hay quien solo marca una o dos, con lo que el número final de votos no tiene porqué coincidir con el número total de votantes. Aquí es cuando he dicho 'bueno, supongo que ahora sí que guardaremos las papeletas con las X, es la única manera de demostrar que esto que pongo en el acta es cierto'. Pues bien, de nuevo me he quedado a cuadros: las papeletas del senado también van todas a la basura.
Básicamente he estado poniendo X durante una hora y contándolas después y NADIE HA COMPROBADO que estuviera bien, entre otras cosas, porque me han dicho que esto nunca se comprueba porque sería imposible. ¡¡Es decir, que si hubiera querido me hubiera inventado los resultados del Senado y no hubiera pasado nada!! Finalmente, he cogido las actas, las he metido en un sobre y me las he llevado yo mismo a los juzgados en moto. Total, en los sobres no hay ninguna papeleta para comprobar que lo que pone en ellas es cierto…
Vamos, que supongo que ahora entenderéis mejor porqué gana las elecciones un partido corrupto y por qué no quieren hacer que el voto sea electrónico (sería mucho más barato, sí, pero demasiado fiable)".
El voto desde el extranjero: otro procedimiento cuestionable
El recuento de votos de las elecciones generales aún no ha terminado.Aún falta incluir en el escrutinio los votos de 1.920.256 residentes en el extranjero. Pero, de ellos, muy pocos participarán realmente con su voto. Y no es por falta de interés, sino porque existen circunstancias objetivas que hacen que votar desde el extranjero sea cada vez más difícil.
Y es que otra fuente de polémica es la manera en que se ven obligados a proceder los españoles que quieren ejercer su derecho al voto desde el extranjero. El procedimiento al que deben acogerse es el de "voto rogado". Esto implica que deben solicitar que se les permita votar, mediante un proceso de solicitudes postales que siempre dificulta el cumplimiento de los plazos y en gran parte de los casos lo impide directamente.
En un mundo donde Internet llega a cualquier lugar (...) me resulta incomprensible (no quiero decir sospechoso) que a la hora de ejercer un derecho básico, como es el del voto, todo sean dificultades y burocracias complicadas
Un dato interesante: desde la reforma de algunos artículos de la legislación electoral española (pactada por el PP y el PSOE) se abrió la puerta a una práctica que, desde un primer momento (elecciones autonómicas de España de 2011), demostró tener unos efectos devastadores en la participación electoral de los expatriados españoles: la abstención se elevó en todas las consultas por encima del 90% del censo.
El movimiento ciudadano Marea Granate se expresa así al respecto: "No es una circunstancia casual o inevitable. Es consecuencia de la aprobación por parte del Partido Popular y del Partido Socialista de la Ley de Voto Rogado, que convierte el hecho de votar residiendo fuera en una carrera de obstáculos prácticamente insalvable, a no ser que se tenga mucha suerte o un conocimiento profundo de la legislación vigente. En un contexto en el que, según el CSIC, 700.000 personas han emigrado de España durante 2008 –la mayoría menores de cuarenta años, con formación superior y una aguda percepción de quienes son los responsables de la crisis– esto quiere decir que el bipartidismo se ha librado de un voto de castigo.
Otro testimonio, incluido en la web de Marea Granate llega curiosamente (o no tan curiosamente, sino tal vez por el camino de la lógica más elemental) a la misma conclusión que el presidente de mesa autor de la carta anterior: "En un mundo donde Internet llega a cualquier lugar, donde para ejercer las obligaciones como es pagar los impuestos a Hacienda, nos son ofrecidas a los ciudadanos todas las facilidades, me resulta incomprensible (no quiero decir sospechoso) que a la hora de ejercer un derecho básico, como es el del voto, todo sean dificultades y burocracias complicadas".
David Romero