Es inadmisible que, con la corrupción institucionalizada que hay en este país, haya ganado el PP (...) Tengo serias dudas de que este proceso electoral haya sido limpio
Lagarder Danciu es el protagonista de la foto más impactante de la jornada electoral del 26-J en España. En ella se le puede ver plantado ante la sede del Partido Popular (PP) con un cartel que reivindica los derechos de 50.000 personas sin techo, mientras los simpatizantes del partido celebran su victoria. Junto a él, en la foto, dos mujeres con una bandera española le increpan y le dicen, según se supo más tarde, que se fuera a su país y que se jodiera, porque el PP había ganado las elecciones. Al ver la foto, en RT hemos querido conocer un poco más a este hombre que, como mínimo, parece tener valor suficiente como para defender sus convicciones abiertamente en terreno hostil.
Lo primero que impresiona al encontrarse con Lagarder Danciu es una cualidad difícil de definir. Se diría que tiene una energía y una tranquilidad distinta a la del resto de las personas que uno conoce habitualmente. Va cargado con una mochila grande en la que lleva de todo, desde una carpeta con lo que parecen documentos de algún ministerio hasta una máquina eléctrica de afeitar. Como nos dará a entender después, no tiene ninguna otra carga material en la vida, y quizá eso explique esa rara cualidad que uno percibe al verle.
Tiene algunas magulladuras a causa de las últimas agresiones que sufrió por parte de la Policía, pero presenta un talante alegre y parece tener muchas ganas de hacer la entrevista. "Conozco RT —nos dice—, sois los únicos que dais caña".
Empezamos preguntándole si le han sorprendido los resultados electorales del 26 -J y confiesa: "Sigo todavía en 'shock'. Es inadmisible que, con la corrupción institucionalizada que hay en este país, haya ganado el PP. Yo me niego a creer que la gente haya vuelto a apostar por la mafia del Partido Popular. Tengo serias dudas de que este proceso electoral haya sido limpio. Y te voy a decir por qué: no sé si conoces la empresa Indra. Desde los años 90 se ha encargado del escrutinio de los votos en España. Una empresa privada contratada por el Ministerio del Interior. El 20-D, esta empresa fue excluida del proceso electoral por su implicación en la trama Púnica y resulta que el 26-J esta misma empresa se encarga de nuevo del escrutinio y accede a ello sin concurso público. Dudo que haya sido un conteo limpio de votos... y más teniendo en cuenta quién es el Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, que ha quedado retratado con todo este asunto escandalosos de las grabaciones".
Me dijeron: 'Hijo de puta, vete a tu país. ¿Por qué vienes a mi país a exigir derechos?'. ¡La Policía me decía esto!
¿En qué momento de la noche del 26-J decides presentarte en la sede del PP y por qué?
Yo ya había ido por la mañana al colegio electoral donde vota Rajoy, en Aravaca (Madrid), para denunciar allí mismo, para que él lo supiera, que a día de hoy 50.000 sin techo no podemos votar. Llegué sobre las 10:15 y encontré allí un despliegue policial brutal, ¡pero brutal!, así que me quedé escondido, porque a mí la Policía me conoce ya. Esperé a que viniera Rajoy porque quería salir entonces con mi cartel y ponérselo delante pero, no sé como, un policía me reconoció, empezaron a movilizarse y tuve que actuar rápido: saqué el cartel y empecé a gritar para que todos pudieran verme. Entonces, unas 20 personas, entre policías y personal de seguridad del presidente, me levantaron del suelo y me sacaron de allí corriendo, me llevaron detrás del colegio y me hicieron esto (me enseña algunas heridas en el brazo). Me dijeron: "Hijo de puta, vete a tu país. ¿Por qué vienes a mi país a exigir derechos?". ¡La Policía me decía esto! Yo les decía: "No, señor, yo llevo 11 años en este país, he sido docente y he pagado mis impuestos hasta que me han despojado de mis derechos, así que basta de tanto racismo. Estamos en la Unión Europea y todos somos europeos".
Has hecho unas declaraciones en que decías que la violencia que emplean los policías se debe a que necesitan una formación mejor...
Exactamente. Yo he trabajado como traductor para la Policía, empecé en 2007. Venía de Rumanía y la Dirección General necesitaba muchos traductores, porque había mucha inmigración que venía a España del este de Europa, así tomé contacto con el aparato policial y te puedo asegurar, por ejemplo, que es una estructura supermachista, una jerarquía vertical y xenófoba: así son. A muchos rumanos, sobre todo gitanos, cuando eran detenidos no se les proporcionaban letrados y se les pegaba dentro de los calabozos. Durante los primeros dos años... Yo, como traductor tenía que firmar las actas y, muchas veces, me negaba porque no quería participar en ese maltrato. Era mi forma de protestar. A veces, incluso llamaba a los médicos forenses y denunciaba lo que ocurría dentro. Los abusos. Así es como tomo contacto con la represión y la absoluta falta de educación del Cuerpo de Policía.
Y luego la has sufrido en tus propias carnes, claro.
Sí, hombre, claro... pero además es que, como persona sin techo, me he dado cuenta de que los políticos utilizan a la Policía como si esto fuera su propio cortijo: para atacar con su fuerza a los más vulnerables. Por ejemplo, a los sin techo que vivimos en Madrid, por las mañanas nos levantan y nos echan, para invisibilizarnos.
Abrieron la mochila y encontraron mis medicamentos, mi tratamiento para el VIH: '¿Y encima eres sidoso, hijo de puta? ¿Quién te paga estas pastillas? ¡Te las pagamos nosotros, hijo de puta, vete a tu país!'
Yo me refería más bien a lo que pasó el 26-J después de la famosa foto...
Me esposaron y me metieron en la furgoneta. Pasé mucho miedo, eran muchos policías y todos tenían armas. Uno me cogió por el cuello y yo tenía tanto miedo que no me atreví a decirle que me estaba quedando sin aire, porque estaban tan furiosos que no sabía lo que harían si les decía cualquier cosa, así que saqué la lengua para que me pudiera entrar un poco de aire. Luego me llevaron lejos y me sacaron del vehículo, pero me mantuvieron esposado a la puerta. Me pidieron el DNI. "Encima rumano, ¡qué hijo de puta!", dijo uno de ellos. Abrieron la mochila y enconraron mis medicamentos, mi tratamiento para el VIH: "¿Y encima eres sidoso, hijo de puta? ¿Quién te paga estas pastillas? ¡Te las pagamos nosotros, hijo de puta, vete a tu país!". Yo siempre les contesto: "Vivo aquí, he trabajado de docente, y he pagado impuestos". Y me dijeron: "¿Tú, docente? Tú no tienes cara de docente". Esto es inadmisible. Y es por eso que, en cada una de mis intervenciones con los políticos ,voy a poner mucho énfasis en la formación de los policías, porque personas así no deberían llevar armas: ¡tienen una gran responsabilidad y es algo muy peligroso!
¿Y esas mujeres de la foto? ¿De verdad te dijeron todo eso? ¿Que te jodieras, que había ganado el PP...?
Sí, es la incultura de este país... eso es lo que refleja la foto. Una de ellas llevaba dos años en paro y seguía votando al Partido Popular "porque es el partido que nos va a sacar de la crisis", decía. El pueblo no está bien informado, está manipulado las 24 horas. Yo llevo años sin ver la tele, me informo a través de medios alternativos y, los que somos activistas, tenemos que especializarnos en emitir noticias, en emitir juicios sobre lo que está pasando. Tenemos que informar al pueblo también. Los grandes medios están subvencionados por el poder. ¿Cómo van a informar de lo que el poder no quiere?
El pueblo no está bien informado, está manipulado las 24 horas. Yo llevo años sin ver la tele, me informo a través de medios alternativos.
¿A qué te refieres exactamente cuando dices que a ti y a otros 50.000 sin techo os han despojado de vuestros derechos?
Pues a que yo he quedado en esta situación, al igual que miles de personas en este país, a causa de las políticas llevadas a cabo, de la reforma laboral y de la corrupción. Y cuando hablo de corrupción no me refiero solo a los políticos. Los políticos son la élite de la corrupción, pero es un reflejo de la sociedad. Te explico: yo he sido docente y he denunciado que un centro público tenía a los niños gitanos segregados, marginados en una clase aparte. Como profesor, exigí que esos alumnos estuvieran en la clase ordinaria, normal, con sus compañeros. Lo denuncié a la Consejería de Educación y a la Asociación Unión Romaní... y me echaron. En 2012, en plena crisis. Despido improcedente: les gané el juicio, claro. Pero, para ellos, la impunidad total. Me echan, me indemnizan y todo sigue igual. Entonces, me planteo: "¿En qué mundo vivo?" Eso es una forma de corrupción también. Lo que más me choca es que la propia escuela se encargue de segregar, cuando tiene que ser una institución que haga lo contrario, que trabaje por la integración y la igualdad.
Muchas veces has protestado contra la criminalización de la pobreza. ¿A qué te refieres con eso?
Sí, el año pasado estuve 127 días encarcelado por eso, a raíz de mi participación en el Campamento Dignidad, en Sevilla. Me refiero con eso a que los propios políticos aprueban ordenanzas para empujar a los pobres y mendigos hacia la periferia de las ciudades: ponen multas por buscar en la basura o por ponerse a aparcar coches a cambio de limosna. Tratan de expulsar a los pobres del centro de la ciudad porque los ayuntamientos, da igual de qué color político sean, están al servicio del turismo. Es la cara oscura de que España sea un país tan turístico. Hacen lo que sea, se bajan los pantalones por los turistas, que vienen dos o tres días, nos dejan una miseria y se van. ¿Y los ciudadanos que estamos aquí todos los días, qué?
Cuando hablo de corrupción no me refiero solo a los políticos. Los políticos son la élite de la corrupción, pero es un reflejo de la sociedad
¿Crees que en España hay solidaridad entre la gente?
Yo te puedo decir, como sin techo, que sí, pero veo a la gente muy perdida, muy desconfiada y muy recelosa con las instituciones, porque están percibiendo la impunidad con la corrupción. Y es normal: una persona se levanta todos los dias para trabajar, paga sus impuestos, contribuye solidariamente al país y luego ve que los encargados de la redistribución lo están robando. Entonces, la persona se cierra y se instala en su burbuja, me refiero a la burbuja familiar, y se vuelve egoísta: si en mi casa va bien, pues ya está. Creo que hay un gran trabajo que hacer para que el pueblo recupere la confianza en las instituciones. Hay que cambiar muchas cosas.
Antes, yo era un trabajador y me tenían ya encarrilado, ¡pero ahora soy yo quien decide! Cuando estás en la calle tienes tiempo para pensar, ves cosas... y eso es lo que no quieren los políticos
¿Cómo es un dia normal en tu vida?
Yo siempre digo que viajo sin destino. Me dejo envolver por lo que está ocurriendo, porque la calle es eso: una universidad. No homologada, no reconocida, pero con una enseñanza muy potente basada en la experiencia, que dura las 24 horas del día. Pero, sobre todo, de lo que me estoy dando cuenta al vivir en la calle es de que... antes, yo era un trabajador y me tenían ya encarrilado, ¡pero ahora soy yo quien decide! Cuando vives en la calle tienes tiempo para pensar, ves cosas... y eso es lo que no quieren los políticos, que tengamos tiempo para pensar.
Entonces las personas que tenemos un trabajo y cobramos un sueldo... ¿perdemos mucho la perspectiva de la realidad?
Estáis muy controlados. Y sí, se pierde completamente la perspectiva. Se pierde lo esencial. Y para eso nos quieren encarrilar, que trabajemos, que paguemos impuestos. ¡Nos meten en esa dinámica interminable y en ella gastamos nuestra energía! Sin embargo, en mi dinámica de vida yo mando en mi hambre... y veo resultados: veo que molesto a los políticos y eso no les gusta. Me han ofrecido trabajo muchas veces, quieren encarrilarme lo antes posible, pero yo digo: no, el problema no soy yo; el problema son los recortes, la gente condenada a la pobreza, los campamentos chabolistas junto a los grandes centros comerciales. Eso es el capitalismo: la salvajada del consumismo imperativo. Ya estamos en una crisis económica y en una gran crisis de valores.
Para dormir, cojo mi saco y unos cartones y me pongo en un sitio que no moleste a la gente... y siempre en sitios donde haya cámaras, por si me pegan o algo
¿Y consigues suficiente para comer?
¡Claro que si! Con el despilfarro que hay... me voy a cualquier bar o terraza en la que haya turistas y siempre me encuentro cosas sin tocar en las mesas cuando se van. Y como sé que las van a tirar a la basura, las cojo y me las como sin problema. Y para dormir, con mi saco, con unos cartoncitos, me pongo en un sitio que no moleste a la gente... y siempre en sitios donde haya cámaras, por si me pegan o algo. Esta noche dormiré por esta misma zona, y luego según por donde me vaya moviendo...
¿Donde dirías que empezó tu compromiso con el activismo social que te ha llevado a este estilo de vida?
En mi infancia, en la escuela. Yo vivía en un orfanato en el que pasaba mucha hambre y, a veces, tenía que robar el bocadillo a otros niños para comer. Allí estaba mi profesora Doina. Cuando se dió cuenta, hizo un compromiso conmigo: compartiría su propio desayuno conmigo y yo me aplicaría en los estudios. Ahí empecé a interesarme por los libros. Ella decía: "en mi clase nadie se queda atrás". Y yo era como un reto para ella. Me enseñó lo más importante de la vida: ella odiaba los libros de texto, decía que la vida, sin experiencia, no es nada. Que lo material y el dinero son sólo expectativas, que realmente tenemos que abrazar la experiencia, porque en ese proceso de abrazar la experiencia adquirimos el conocimiento. Y ella lo ponía en práctica. Nos decía que era muy importante saber lo que ocurría en nuestra propia ciudad, nos sacaba constantemente de excursión... y también al campo. Era una gran profesora. Y mi experiencia con ella y toda mi infancia difícil en Rumanía están detrás de todo esto.
David Romero