Tras el terrible ataque terrorista perpetrado el pasado sábado por el Estado Islámico en Bagdad, el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, ha ordenado una serie de medidas de seguridad, incluyendo el abandono del uso de los falsos detectores de bombas, informa Associated Press.
El pasado fin de semana, la capital iraquí fue sacudida por la explosión de un coche bomba en un concurrido mercado en el barrio Kerrada, y otra explosión se produjo en el norte de la ciudad, perpetrada con un dispositivo de fabricación casera. Los dos atentados dejaron al menos 200 muertos y unos 190 heridos.
Según el diario 'The Washington Post', los falsos detectores de bombas ADE 651, de fabricación británica, son ampliamente utilizados en los controles de seguridad en todo Irak, incluso años después de que su desarrollador fuera encarcelado por fraude y el Reino Unido prohibiera su exportación.
Además, Al Abadi ha ordenado una investigación sobre la compra de estos dispositivos electrónicos portátiles, que le costó a las arcas iraquíes decenas de miles de dólares cada uno. Sin embargo, las fuerzas de seguridad continúan utilizando esos falsos detectores de explosivos pese a las medidas dictaminadas por el Ejecutivo.
"Sabemos que no funciona, todo el mundo sabe que no funciona y la persona que lo inventó ahora está en la cárcel. Pero no tengo otra opción (...) Muchas personas han muerto a causa de esta pieza de plástico", dijo al periódico estadounidense un oficial de policía en un puesto de control en Bagdad, que todavía estaba usando uno de esos dispositivos.
Por esta situación la población iraquí ha dirigido su ira hacia el Gobierno y la corrupción en la que se encuentra sumido, además por la incapacidad del Estado para protegerlos usando instrumentos ineficaces como el ADE 651, señala 'The Washington Post'.