Profundas dudas. Pese a las recientes afirmaciones del comandante de fuerza aérea del cuerpo de Infantería de Marina de EE.UU., el general Jon Davis, que elogia el rendimiento del avanzado caza F-35 en simulaciones hay serias incertidumbres sobre su capacidad para resistir los ataques de los medios antiaéreos rusos y chinos, cree Dave Mujamdar, analista militar de la revista estadounidense 'The National Interest'. No parece que exista la seguridad de que sea indetectable en el mundo real para los sistemas antiaéreos integrados en red de Moscú y Pekín.
Rusia ha venido invirtiendo mucho durante más de dos décadas en radares de onda larga que operan en bandas de frecuencia UHF y VHF y centrados en red, concretamente tras la aparición del bombardero estratégico estadounidense B-2 de Northrop Grumman, recuerda Mujamdar.
"La cuestión no es lo sigilioso que sea el caza, sino cómo lo sean nuestras aeronaves frente a los radares de ondas largas UHF/VHF", diseñados para devolver una imagen real de los aviones furtivos de baja sección equivalente de radar, señala al respecto Mike Kofman, especialista en el ámbito miliar ruso del Centro de Análisis Naval estadounidense.
Según el experto, el F-35 tiene otro inconveniente importante: es un caza monomotor. Su motor, aunque mucho más potente que los del F-22 Raptor estadounidense o del T-50 ruso (ambos bimotores), expulsa mucho calor, lo que lo hace más visible para medios de detección infrarrojos, muy avanzados en Rusia.
El programa del F-35 Lightning II de Lockheed Martin ya ha costado cerca de medio billón de dólares, el arma más cara de la historia humana. Hasta ahora los desarrolladores se han enfrentado a numerosos problemas, empezando por el hecho de que el presupuesto ha superado las previsiones en cientos de miles de millones de dólares y culminando en el retraso acumulado de siete años.