El peluquero personal del presidente francés, François Hollande, cobra 9.895 euros brutos al mes por estar 24 horas al día a disposición del mandatario socialista, según informa este miércoles el semanario francés 'Le Canard enchaîné', que ha tenido acceso al contrato.
En un país todavía azotado por la crisis económica, con más de un 10% de personas paradas, en el que el salario mínimo mensual es de 1.466 euros (1.143 netos), y con las calles llenas de protestas por la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo presidido por el Hollande, y aprobado finalmente por decreto, la asignación oficial al peluquero a cargo del dinero público francés parece demasiado elevada.
El contrato desvelado por la publicación francesa, recoge que Olivier B. - la identidad con la que se presenta al peluquero pero que ya sabemos que se corresponde con Olivier Benhamou - tiene un contrato que finaliza cuando lo haga el mandato de Hollande, por lo que tendrá trabajo, al menos, hasta mayo de 2017, fecha en la que Francia celebra elecciones presidenciales.
Firmado el 16 de mayo de 2012 por la directora del gabinete del Elíseo, Sylvie Hubac, el contrato precisa que Benhamou está obligado a mantener, "durante y después de su contrato", un "secreto absoluto sobre el trabajo que ha realizado". Un acuerdo que supone para el beneficiario una remuneración bruta durante toda su duración de 593.700 euros.
La existencia de este peluquero en El Elíseo ya se conocía a raíz del libro 'L´Elysée off', de los periodistas Aziz Zemmouri y Stéphanie Marteau, en el que revelaban información sobre los gastos presidenciales, pero su nombre no ha adquirido un verdadero impacto en la prensa francesa hasta ahora, con la publicación de su contrato.
Otro escándalo más para la sociedad francesa
Por su parte, el Elíseo ya ha confirmado que el contrato es auténtico. El escándalo se suma al descubierto en 2014, cuando se supo que Aquilino Morelle, consejero de Hollande, utilizaba continuamente los servicios de un limpiabotas.
La difusión de este contrato se produce en la víspera de la fiesta nacional del 14 de julio, día en que el jefe del Estado preside el desfile militar en los Campos Elíseos. En los dos últimos años, el presidente ha sido abucheado y silbado por algunos asistentes.