Brasil: La protesta popular contra Michel Temer cobra fuerza gracias a la Red

A pesar del bloqueo informativo, la gente sigue en las calles respaldando a Dilma, mientras la popularidad del presidente interino alcanza su cota más baja. Movimientos de ciudadanos se reagrupan para reclamar el retorno del Gobierno constitucional.

Varias provincias de Brasil siguen siendo escenario de protestas auto convocadas por ciudadanos contra el Gobierno interino de Michel Temer, acusado de encabezar el golpe de Estado parlamentario contra la presidenta constitucional Dilma Rouseff.

Al sur del país, en la ciudad de Curitiba (conocida por la sigla CWB), situada a más de 1.380 kilómetros de Brasilia, un movimiento de ciudadanos denominado "CWB Contra Temer", llama a boicotear el paso de la llama olímpica por esa localidad, para llamar la atención sobre la situación política del país.

Utilizando las redes sociales, los convocantes movilizan a los curitibanos para diferentes actividades en las que rechazan la salida abrupta de Gobierno constitucional mediante el uso del impeachment.

Descontento social

"Nosotros llamamos a actos de concentración o 'escraches'. Nuestro objetivo es llamar la atención sobre el oportunismo del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña. Muchas personas se unieron voluntariamente a la protesta", explicó a RT, Paulo Henrique de Jesús, vocero del movimiento CWB Contra Temer.

A estas movilizaciones se suman representantes de sindicatos de maestros, partidos políticos de izquierda, movimientos populares, juventudes socialistas y otras 10 agrupaciones.

"Pero lo mejor es que la mayoría son personas que no participaban en actividades políticas y ahora están empezando a hacerlo. Sin partido, sin organización. Tenemos muchos jóvenes que llegaron porque siguen nuestras redes sociales. No contamos con presupuestos o estructuras de partidos políticos. Somos un movimiento de izquierda que intenta sumar a otros movimientos", señala De Jesús.

Largo aliento

El intento popular de respaldar a Dilma y revertir la salida de la presidenta de su cargo, se enfrenta la dificultad del tiempo, ya que el proceso de destitución dura unos 6 meses. En este sentido, Paulo Henrique de Jesús, observa que las protestas se adaptan a las exigencias del tiempo.

"La clase media de Brasil mira las protestas contra Temer y cree que se tratan únicamente de actos a favor de Dilma. Esa es una visión limitada. Nosotros luchamos por los derechos de todos, por la legalidad. El Gobierno Dilma no es perfecto ni nunca lo será, pero ganó las elecciones constitucionalmente".

También contra los medios

Otro aspecto que obstaculiza las protestas populares es el bloqueo que aplican los grandes medios de comunicación brasileros, aliados de Michel Temer.

"Las protestas siguen en todo el país, pero la fuerza de la prensa oligárquica y el desgaste de la izquierda política se suman para restarle importancia al reclamo social", afirma el sociólogo Vinicius Sartorato, entrevistado por RT.

"Solo la altísima penetración que tiene la prensa en la opinión pública brasilera y el apoyo de un sector del poder judicial logran sostener  a un Michel Temer que gobierna con bajísimos niveles de popularidad", opina.

Mientras tanto, el panorama político se presenta complicado para la izquierda política, ya que la reciente elección de Rodrigo Maia, un aliado de Temer como presidente de la Cámara de Diputados, en sustitución Eduardo Cunha (acusado de corrupción), añade nuevas trabas a las aspiraciones de Dilma de regresar al cargo.

"Ahora tenemos la cámara de diputados más conservadora desde la dictadura militar. Las fuerzas progresistas lucen con una baja influencia, pero eso no ha acabado con las protestas", dice Sartorato.

Mientras, la presidenta constitucional de los brasileños sigue encabezando concentraciones con el pueblo de su país.

"Han limitado su radio de acción, privándola de recursos materiales, pero no ha bajado la guardia", sentencia.

 

Ernesto J. Navarro