"Con sus iglesias ornamentadas y sus playas bordeadas de palmeras, Niza es más conocida como destino turístico. Menos conocido es el hecho de que se enfrenta a uno de los problemas más difíciles de Francia en cuanto a radicalización islámica fuera de la región de París", indica 'The Economist'.
El diario señala que desde comienzos de este año, al menos 55 residentes de Niza y demás ciudades del departamento de Alpes Marítimos, que cubre la riviera francesa, se han marchado para luchar en Siria o Irak. Esta cifra incluye a 11 miembros de una misma familia.
Además, el artículo apunta al hecho de que el Gobierno del departamento ha cerrado recientemente 5 casas de oración subterráneas, sospechosas de predicar el islamismo violento, y que la región de Niza es el lugar donde operó uno de los principales reclutadores franceses para la yihad, Omar Omsen.
"Frente a la expansión del radicalismo, el departamento de los Alpes Marítimos ha estado a la vanguardia de los esfuerzos franceses para luchar contra él. Se ha establecido una célula especial de contraradicalización, con reuniones semanales para analizar las alertas que recibe de profesores, trabajadores sociales, policías y funcionarios de la cárcel, todos ellos entrenados previamente por psicólogos", reza la publicación. Desde el 2014, el departamento ha registrado 522 alertas, incluyendo las de 120 jóvenes con menos de 18 años.
Atentado en Niza, ¿una elección para iniciar una guerra de razas?
"La elección de Niza como objetivo –haya sido deliberadamente calculada por el Estado Islámico o no- es potencialmente explosiva", afirma el columnista John Lichfield en 'The Independent'. Según él, "París y Bruselas son ciudades cosmopolitas, con inclinación a la izquierda y abiertas de mente" mientras que Niza "es de lejos la más de derechas de los grandes pueblos y ciudades de Francia".
"Una gran parte de su población blanca desciende de los colonialistas franceses 'pied-noirs' que fueron expulsados de Argelia a principios de la década de 1960", destaca Lichfield, añadiendo que, asimismo, cuenta con una amplia población musulmana que vive "dentro de los límites de la ciudad, no encerrados en suburbios o barrios pobres multirraciales como en París o Lyon". "Si quería encender la mecha de la guerra de razas en Francia, Niza sería una elección inteligente", sentencia.