Los cruceros de propulsión nuclear del proyecto 1144 Orlán -los buques más potentes de la Armada rusa- "pueden poner en peligro los activos de EE.UU., y también proporcionar una plataforma impresionante y prestigiosa para la exhibición del poderío naval de Rusia", estima el analista Robert Farley en su nuevo artículo para 'The National Interest', donde explica "por qué EE.UU. (y todo el mundo) aún teme a los letales cruceros de batalla de Rusia".
Los 'asesinos de portaaviones' —la URSS concibió esta clase de naves para actuar contra grupos de ataque de portaaviones estadounidenses— "ahora juegan un papel diferente: mostrar la bandera y asegurarse de que el mundo tenga en mente el poderío naval ruso", señala el autor del artículo.
Pasado
El analista recuerda que en la década de 1970, la Unión Soviética "lanzó un proyecto para hacer lo que ninguna Armada había hecho en décadas": construir un buque de guerra de superficie comparable en tamaño a los de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Originalmente, el proyecto 1144 Orlán fue ideado como cruceros antisubmarinos de propulsión nuclear, diseñados para cazar submarinos de misiles estadounidenses, o bien para proteger a los 'bastiones' nucleares soviéticos de lanchas de ataque estadounidenses y británicas.
Sin embargo, prosigue Farley, las mejoras en la tecnología de misiles, combinadas con la creciente amenaza que representaban los buques de superficie y sobre todo los portaaviones estadounidenses, hicieron a la URSS pensar en un buque que combinara las capacidades de guerra de superficie y guerra antisubmarina.
Según el experto, estos cruceros servían también a otro propósito estratégico: demostrar el poderío y el prestigio soviético.
Presente
Actualmente, de los cuatro cruceros portamisiles de propulsión nuclear del proyecto 1144 Orlán solo está en funcionamiento el Piotr Veliki. Sin embargo, destaca Farley, la Armada rusa hace de él un uso activo, "mostrando la bandera en todo el mundo" y "demostrando la importancia que sigue teniendo el poderío marítimo de Rusia".
En 2015, Rusia comenzó la modernización "profunda" de otro de los cuatro buques, el crucero Admiral Najímov. "Najímov recibirá importantes mejoras en los radares y electrónica, así como la adición de un sistema de lanzamiento vertical para reemplazar su gama existente de misiles superficie-superficie", lo que lo convertirá en una unidad "mucho más moderna y capaz", señala el analista.
Piotr Veliki tendrá la misma actualización después de que su gemelo entre en servicio en el 2018.
Futuro
Los buques del proyecto 1144 Orlán "han cumplido y siguen cumpliendo un papel muy real para el poderío naval ruso".
"Pueden poner en peligro los activos de EE.UU., y también proporcionar una plataforma impresionante y de prestigio para la exhibición del valor marítimo" del país.
Por otro lado, indica Farley, "demuestran que el modelo del buque de gran superficie que pasó de moda al final de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, puede resultar en una formidable colección de armas, dependiendo de la configuración de esos sistemas".
"Asumiendo que las actualizaciones de Najimov y Piotr Veliki siguen adelante, podemos pronosticar que seguiremos viendo estos buques en servicio de Rusia durante décadas", concluye el experto.