Mohamed Lahouaiej Bouhlel, el franco-tunecino de 31 años que perpetró el sangriento atentado en la ciudad francesa de Niza el pasado 14 de julio en el que murieron 84 personas, podría haber sido motivado por trastornos de tipo psiquiátrico más que por razones ligadas a fines yihadistas, informa 'The New York Times'.
Los propios padres de Bouhlel, atemorizados por sus tendencias violentas, lo obligaron a abandonar su hogar a los 16 años. Tras cumplir los 19, Bouhlel comenzó a recibió ayuda psiquiátrica mediante el uso de tranquilizantes, antidepresivos y antipsicóticos. Según señaló Hamouda Chemceddine, un médico al tanto del caso, el tunecino padecía de inicios de psicosis y "no vivía en el mundo real".
Por su parte, las autoridades francesas lo han descrito como un bebedor, consumidor de drogas y mujeriego acusado de haber golpeado a varias mujeres. Mientras tanto, para sus vecinos las acciones de Bouhlel no fueron una sorpresa del todo dado su historial de agresividad. No obstante, ninguno mencionó lazos con el islam extremista. "Bailaba, fumaba y comía carne de cerdo como si no fuera musulmán (…) Ni siquiera rezaba", expresó al respecto su hermano.
Hasta el momento se presume que su inestabilidad personal lo condujo a aferrarse a ideales yihadistas para buscar una razón que respaldara sus actos violentos. Aunque no está del todo claro el porqué de sus acciones, estas han provocado la búsqueda de factores que definan la relación existente entre el terrorismo y las psicosis personales, la posible causa del surgimiento de un nuevo tipo de asesinos, como Bouhlel u Omar Mateen, este último autor de la matanza en el club gay Pulse de Orlando el pasado 12 de junio.