"Si en los años 80 la principal amenaza era que en el mundo había demasiadas armas nucleares, en el siglo XXI el problema es que Rusia y EE.UU. tienen muy pocas", escribe el economista Noah Smith para Bloomberg. En el auge de la Guerra fría los arsenales nucleares de la URSS y de EE.UU. sumaban unas 64.000 unidades de armas nucleares y ahora ambos países tienen 'solo' alrededor de 7.000 unidades cada uno, de las que menos de 2.000 están desplegadas y listos para ser usadas.
Es decir, si hace 30 años ambos países contaban con armas suficientes para aniquilar el mundo a través de un apocalipsis nuclear, ahora las armas existentes son suficientes para cobrarse las vidas de cientos de millones o incluso de miles de millones de vidas y aniquilar Rusia y EE.UU., pero no son suficientes para desencadenar un fin del mundo, señala el experto.
¿Dónde reside el problema?
La estrategia nuclear de la Guerra Fría pivotaba en torno al concepto de la destrucción mutua asegurada, es decir, cuando cada una de las superpotencias estaba segura de que si apretaba primero el 'botón rojo' desencadenaría un contrataque absolutamente destructor contra sí misma. Es decir, no había forma de empezar una guerra nuclear sin perderla.
Aquel era entonces el principal factor de contención y es ahí donde reside el peligro de no disponer de armas suficientes para asegurar la destrucción mutua. Cuando un país empieza a pensar que el arsenal nuclear de otro país se ha reducido demasiado para asegurar el segundo ataque destructor, entonces la situación se vuelve "inestable".
La 'Teoría del Loco'
Otro factor de contención es la llamada 'Teoría del Loco', uno de los rasgos principales de la política exterior del expresidente estadounidense Richard Nixon. Según esta teoría, si un líder de un país nuclear actúa como un 'loco', dando a entender que pese a todos los riesgos puede lanzar un ataque nuclear en cualquier momento, los demás países harán lo posibile para no provocarlo en ningún momento.
Sin embargo, el presidente 'loco' se vuelve mucho más peligroso cuando los países cuentan con menos capacidades nucleares, ya que existirá la tentación de intentar ganar la guerra con el primer ataque nuclear y tratar de sobrevivir a un eventual contraataque. "En vez de, sencillamente, disuadir al enemigo, un presidente errático puede decidir tirar los dados e intentar eliminar a los enemigos de EE.UU. con consecuencias desastrosas tanto para EE.UU. como para todo el mundo", reza la publicación.
¿El final de la civilización a la vista?
En este sentido, cabe mencionar la advertencia del escritor Tony Schwartz, coautor de las memorias de Donald Trump 'Trump: The Art of the Deal'. "Creo, sinceramente, que si Trump gana [las elecciones presidenciales] y tiene acceso a los códigos nucleares, habrá una posibilidad excelente de que esto conduzca al fin de la civilización", dijo en una reciente entrevista a la revista 'The New Yorker'.