México mima al axolote, el mítico animal que hipnotizó a Julio Cortázar

En Chignahuapan una familia ha creado una casa dedicada a la conservación de este mítico anfibio, símbolo nacional de México y entrañable 'musa' que inspiró a Julio Cortázar uno de sus cuentos más famosos.

El axolote mexicano ejerce una fascinación mundial. Sus propiedades curativas de autorregeneración y su mística particular lo han convertido en objeto de estudios científicos, ensayo filosóficos e incluso de obras de arte. Pero, ¿qué ha sido de este pequeño animal que hasta hace poco se creía solo en cautiverio o en las aguas de Xochimilco?

En Chignahuapan, pueblo turístico y de legado prehispánico enclavado entre la neblinosa y exuberante Sierra Norte de Puebla, el axolote salvaje crece en diversos riachuelos y lagunas.

Fue aquí donde la familia Carbajal empezó hace cuatro años un proyecto de conservación, protección y exhibición del axolote que está dando mucho que hablar.


"El axolote es la tradición más grande de Chignahuapan, como medicina y alimento" dice Federico Carbajal, que recibe a RT en la Casa del Axolote, ubicada en el centro de este municipio, a unos pasos de la monumental virgen de la Inmaculada Concepción.

Esta afirmación sobre el uso medicinal y alimenticio del axolote llama mucho la atención, ya que se supone que este animal se encuentra en peligro crítico de extinción. En un artículo publicado en El Universal, una investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla advierte que las especies Ambystoma velasci y Ambystoma taylori de la entidad se extingue por la introducción de trucha en lagunas para su comercialización.

Los Carbajal hicieron justo lo mismo, pero reintrodujeron al axolote. Federico relata que la familia adquirió hace treinta años un predio con tierras de labor y de bosque y que tenían planeado construir un proyecto autosostenible.

"Pensamos que debía tener invernadero, aves de corral, cultivo de maíz y algún animal acuático para consumo", explican. Fueron los propios lugareños quienes les recomendaron incorporar al axolote a su jagüey ('ollas de agua' en náhuatl) o pequeña presa.

"Ellos decían que es muy sabroso. Entonces nos pusimos a investigar y lo estudiamos" cuenta Carbajal.

Se constituyeron legalmente como una Unidad de Manejo Ambiental ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, y así pudieron trabajar con una especie animal, cuidar de su desarrollo, producción y conservación.

Conocieron proyectos de cuidado del axolote en Xochimilco y contactaron con el biólogo Arturo Vergara de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que se convirtió en su asesor.

"Él nos comentaba que muchas personas tenían la intención de hacer algo parecido, pero sin resultados. Con él comenzamos la aventura" cuenta Federico.

A continuación armaron un laboratorio y adquirieron ejemplares de otros lugares.

"En el proceso del proyecto pensamos en la mejor forma de expresar el trabajo y decidimos que fuera a través de una exhibición del axolote, algo que nadie ha hecho de manera específica", comentan.

De México hasta Alaska

La Casa del Axolote es visitada por personas de todo el país. En la entrada hay un renacuajo y una inscripción en náhuatl del dios Xólotl. Los Carbajal han colocado al renacuajo para que los visitantes lo comparen con los animales de la exposición. A medida que avanzamos en el recorrido, un poco más arriba, aparece un hermoso y gran ejemplar de axolote de Chignahuapan, de colores oscuros y rojos.


En la exhibición aparecen diversas especies, el atigrado axolote de la laguna de Zacapu, en Michoacán, los axolotes albinos con tonalidades rosas y los axolotes enormes de la casa, de Chignahuapan. Aquí, cuando están en una presa, los axolotes se cuidan solos, se alimentan, es cuestión de buscarlos donde todavía no se introducen peces que los devoren, especialmente en los pueblos de Pedernales y Axolotla. 

A los Carbajal les consta que, además de en Chignahuapan y Zacapu, hay axolotes en Pátzcuaro, Michoacán, en la laguna de Alchichica, en pueblos mexiquenses de Lerma y en el famoso Xochimilco. Recientemente, también se enteraron de su existencia en el estado de Tlaxcala.

Existen cerca de treinta especies de axolotes hasta el sur de Alaska, 18 en México.

Xólotl, la fascinación

Desde antiguo se valoran las cualidades de axolote como alimento y medicina, en concreto como remedio para enfermedades respiratorias. La gente que visita la Casa del Axolote dice que al comerlo se curan de tuberculosis, pulmonía y asma. La forma más tradicional de preparación es en caldo.

Otro de los aspectos más fascinantes del axolote es su capacidad de regeneración, mayor que la de cualquier vertebrado. Federico calcula que tarda hasta 45 días en regenerar una extremidad, pudiendo también regenerar ciertas partes del cerebro y del músculo del corazón. Durante la invasión francesa del siglo XIX, el axolote fue llevado a Europa para su estudio. Ahora se lo estudia ampliamente.

Algunos axolotes tienen una facultad llamada neotemia facultativa, es decir, la capacidad de volverse terrestres de acuerdo con su sensibilidad y entorno.

Finalmente, su aspecto e historia han generado un interés místico.

"Tienen una mirada casi mágica que motivó a Julio Cortázar a escribir su cuento Axolotl. Eso ya lo conocían los mexicanos antiguos", explica Federico, que relata que el axolote es parte toda una cosmovisión  milenaria.

En La jaula de la melancolía y Axolotiada, el antropólogo Roger Bartra recopila textos de autores prehispánicos, coloniales y actuales, que van desde Aldous Huxley hasta Juan José Arreola, y que dan cuenta de cómo el mundo ha visto al axolote. Además, Bartra describe la manera en la que el axolote ha sido usado para hablar de la esencia de lo mexicano.

"Es nuestro símbolo hasta en tiempos presentes. Algunos pobladores de municipios cercanos se dicen a sí mismos axolotes" cuenta Carbajal.

Extinción

Asimismo, relata que en Ciudad de México y el Estado de México había un sistema de lagos, un ecosistema ya desaparecido. La contaminación e introducción de especies ajenas como la mojarra china también terminaron con su dominio. "Lo que es un hecho es que ya no hay axolotes como antes" destaca Carbajal, "también fue muy buscado por sus propiedades y eso lo redujo".

El axolote se entierra en lodo en vida latente a esperar el agua, guardan oxígeno y humedad, bajan su metabolismo, es decir, tienen la posibilidad de resurgir si su medio ambiente se recupera.

El axolote albino, el que más tiempo lleva en cautiverio, pueden llegar a medir hasta 40 centímetros.

Hoy en día no hay un estudio que defina bien qué especies mexicanas hay ni su población aproximada.

Un reportaje de Vice da cuenta de estudios de la UAM en Xochimilco. En 1998 registraron 6.000 ejemplares por kilómetro cuadrado de área natural. Hoy en día, en 2015, no encontraron ninguno, dice el reportaje, aunque parece que habla de Xochimilco en particular.

La Casa del Axolote da motivo a la esperanza, ya está abierta no sólo como exhibición, sino como proyecto para que se conserve y prospere este mítico animal.

Aldabi Olvera