La semana pasada, tal como habían previsto las fuentes diplomáticas venezolanas, Caracas asumió la presidencia de Mercosur "con las luces apagadas".
La Cancillería venezolana envió una carta a los socios de la alianza para informar que asumía la presidencia protémpore del bloque comercial, que se rota cada seis meses y por orden alfabético de acuerdo a los protocolos de Asunción y Ouro Preto, luego que Uruguay finalizara sus funciones en ese cargo y se apegara a la ley para hacer el traspaso.
En la misiva, citada por El Universal, Venezuela reiteró que hará "su mayor esfuerzo para garantizar la legalidad, institucionalidad, legitimidad y desempeño" del mecanismo, "bajo una vocación profundamente unionista".
Sin embargo, la decisión fue rechazada de manera furibunda por Paraguay que, en la voz de su canciller Eladio Loizaga, argumentó que el traspaso no podía hacerse de forma automática. La postura era de esperarse. Semanas antes de la decisión, la diplomacia paraguaya y brasileña se mostraron reacias a aceptar la asunción de Venezuela por la supuesta persecución política del gobierno de Nicolás Maduro a la oposición, que ha sido negada de plano por Caracas.
De hecho, Asunción desconoció de inmediato la decisión al decir que la presidencia protémpore estaba "vacante" y recomendó que fuera asumida por Argentina.
El gobierno interino de Brasil, Michel Temer, -que entró en funciones después de un ardid jurídico para sacar a la presidenta constitucional, Dilma Rousseff- ha sido consecuente con su manera de actuar: también atribuye la negativa a cuestiones "legales" como el presunto rezago de Venezuela con la normativa arancelaria del bloque.
Uruguay, por su parte, insiste en que la trasferencia de mando a Venezuela "se hizo acorde a derecho y haciendo los máximos esfuerzos", dijo este lunes el canciller Rodolfo Nin Novoa, citado por El País. Entre esas gestiones de Montevideo figuran las reuniones previas convocadas para discutir no sólo el traspaso sino la distribución de las negociaciones con otros bloque comerciales como la Alianza del Pacífico o la Asociación Europea de Libre Comercio. Las últimas convocatorias fueron desoídas por Brasil, Argentina y Paraguay, países que debían encabezar los diálogos y no asistieron.
Ante la situación, no es gratuito que el canciller uruguayo advierta que el Mercosur está "en una situación muy grave", y considere que de no ser saldada, podría significar la ruptura de una alianza de 25 años. "Si nadie cede nada, indudablemente que va a ser muy difícil", finalizó.
La crisis es inédita y el impacto de una ruptura no sería menor. Los países del Mercosur reúnen casi 70% de la población de América del Sur y 83% del PIB de la región, de acuerdo a datos oficiales citados por El Mundo.
Sala situacional
Este lunes, el canciller de Paraguay anunció que sus homólogos de Brasil y Argentina mantienen un "contacto permanente en busca de una salida a la grave crisis institucional de Mercosur", informa el portal DW.
"Estamos en contacto permanente para ver cómo avanzamos. Argentina presentó un proyecto y estamos trabajando para encontrar el camino que nos conduzca a la normalización de la presidencia del Mercosur", dijo Loizaga en rueda de prensa.
Aunque no precisó en qué consiste el proyecto, el canciller paraguayo recalcó que no reconoce a Venezuela en la presidencia del bloque e ignorará cualquier convocatoria o documento hecho por Caracas.
Fuentes diplomáticas consultadas hoy por EFE, aseguraron que la postura de Argentina es que "ningún país puede asumir la presidencia pro témpore sin traspaso y propone una reunión de coordinadores para solucionar este problema".
A principios de julio, el presidente argentino Mauricio Macri ya había asegurado, durante una gira por Europa, que sería su gobierno el que tomaría las riendas del bloque de integración para adelantar las gestiones del tratado con la UE, tal como ha sugerido el gobierno de Paraguay.
Después de la carta del viernes, el gobierno de Venezuela no ha emitido ninguna opinión sobre la reacción del resto de los socios del bloque. La primera tarea de Caracas en la presidencia será la de garantizar la continuidad del mecanismo mediante el diálogo directo con los Estados miembro.