El conjunto industrial científico Almaz, con sede en Moscú, está desarrollando un láser de combate para luchar contra los satélites espía. A esta conclusión ha llegado el portal informativo Arms-expo.ru a partir de un análisis del informe anual de la empresa.
El documento menciona "desarrollo e investigaciones de un prototipo del sistema de láser aeronáutico para hacer frente a los medios de inteligencia por tierra, mar, aire y espacio dentro del tramo infrarrojo del espectro". Algunas labores en esta materia se llevaron a cabo a lo largo del año 2015.
El desarrollo de un láser de combate comenzó en la Unión Soviética. Fueron construidos varios laboratorios volantes A-60 a bordo de los aviones Ilyushin Il-76. Cada uno de ellos tenía instalado un láser en lugar de un radar meteorológico en el morro del avión. El láser principal se encontraba en el fuselaje. Una torreta con el emisor salía para disparar sus rayos a través de un claro en la parte superior, situada entre las alas.
Los laboratorios A-60 pasaron varias pruebas en los años 1980, disparando láser contra globos aerostáticos que volaban a alturas de 30 a 40 kilómetros. La potencia de aquella arma láser en pruebas llegaba a un megavatio y el alcance equivalía a un kilómetro y medio.
En 2009 los ingenieros rusos repitieron el experimento en el aire, pero esta vez disparando en vuelo un rayo contra un aparato espacial elevado a la altura de 1.500 kilómetros. La aviónica registró un reflejo, lo que significaba un impacto.
Este 1 de agosto el viceministro de Defensa ruso, Yuri Borísov, anunció la entrega de las primeras armas láser al Ejército. Afirmó que no se trata de unos prototipos sino de unas unidades que funcionan, sin especificar qué clase de objetivos son capaces de impactar.