Los multimillonarios se deshacen de sus acciones: ¿qué está sucediendo?
Un reciente informe de la compañía Wealth-X constata que el número de multimillonarios en todo el mundo ha superado los registros históricos existentes. Calcula la firma que existen 2.473 multimillonarios con un patrimonio cercano a los 7,7 billones de dólares. Sin embargo, solo la quinta parte de este inmenso valor se encuentra en dinero real guardado en cuentas bancarias.
Sin embargo, según el análisis de la revista rusa Expert la tendencia a hacer efectivo el patrimonio de los más ricos ha venido aumentando a partir de 2012. Los multimillonarios tienden a vender sus acciones e inversiones y transformarlas en efectivo, propiedades y negocios. La razón: las primeras están sobrevaloradas y la inestabilidad económica afecta a todas las economías del mundo.
¿Y cómo nos afecta esto a todos?
En una época de crisis como la actual es preferible contar con efectivo, señala el analista financiero Kiril Yakovenko, ya que numerosos activos como las propiedades inmobiliarias pueden ser adquiridas con considerables rebajas. El experto advierte de que en los próximos años ello podría aumentar aún más la brecha entre ricos y pobres debido a que los más acaudalados adquirirán las propiedades de aquellos que han perdido su trabajo o sufren pérdidas en sus negocios.
Otra de las aparentes razones para la creciente conversión en efectivo de los activos son las nuevas preferencias de negocio de los grandes inversionistas. De esta forma, muchos prefieren obtener créditos a bajos intereses en ciertos países, convertir este dinero en monedas con mayor volatilidad y depositarlo donde se brinde mayor interés a los depósitos en esta moneda. Una nueva y 'fácil' forma de ganar dinero que está adquiriendo cada vez mayor popularidad.
El experto afirma que si las personas 'afortunadas' convirtieran en efectivo solo el 50% de sus acciones, significaría que estas han alcanzado su precio pico y se esperaría un nuevo colapso del mercado financiero –en finanzas, las acciones se venden cuando se considera que han alcanzado el máximo de su valor, al menos en un período determinado–, algo que sin embargo es poco probable en las actuales condiciones económicas y políticas mundiales.