Echar a un pez dorado al río, creyendo que así se lo deja en su 'hábitat natural' puede no ser una buena idea. Un estudio realizado por la Universidad de Murdoch (Australia), demuestra que el Carassius Auratus —nombre científico del pez dorado— es una peligrosa especie invasiva, según recoge el grupo audiovisual ABC.
El doctor Stephen Beatty, quien ha trabajado durante los últimos 12 años en el programa de control de especies del río Vasse, en el oeste de Australia, asegura haber encontrado peces dorados que han llegado a pesar hasta casi 2 kg. Según Beatty, la buena voluntad de las personas puede llevar a dañar seriamente el ecosistema.
"Desgraciadamente, la mayoría de las personas desconocen el enorme daño que pueden causar estos peces a los especímenes en su hábitat natural", señala el científico. La especial estrategia alimentaria de estos peces afecta la reproducción de otras especies, incluso las algas. "Pueden alimentarse inclusive de huevos de otros peces", asegura Beatty. El equipo del doctor Beatty se ha dedicado a erradicar a los peces dorados en varios ríos y arroyos de la región. La idea es prevenir que estas especies ingresen en nuevas aguas y así consuman sus recursos naturales.
El científico australiano brinda dos consejos a las personas que están pensando en deshacerse de sus peces dorados: regresar al animal a la tienda de mascotas o practicarle una 'eutanasia' en el refrigerador.