En un artículo para el portal The National Interest, los analistas Shiping Tang y Robin Michael Garcia proponen a China y Filipinas "una solución radical" para su disputa en el mar de la China Meridional y aseguran que "es tan loca, que podría funcionar".
Estos especialistas indican que el fallo de La Haya a favor de Filipinas supuso "una victoria moral importante" de Manila, pero pronostican que esa decisión "tendrá poco o ningún efecto en la situación real", con lo cual se preguntan: "¿Qué deberían hacer ahora Filipinas, China y Estados Unidos?".
"La guerra y la escalada no es una opción"
En primer lugar, los analistas recuerdan que "la guerra y la escalada de tensión no son una opción" debido a que, con una gran parte de Europa en crisis y Oriente Medio y el norte de África en llamas, "el mundo no puede permitirse el lujo de dejar que una disputa sobre algunas rocas, bancos e islas arrastre a una gran crisis" a China y EE.UU., "dos de las economías más grandes del mundo".
Partiendo de esa base, Tang y Garcia estiman que "tal vez sea hora de que los tres actores se sienten, respiren profundo y piensen con claridad sobre qué quieren realmente" debido a que todas las partes —China antes de la sentencia y Filipinas y EE.UU. después— "han señalado que desean evitar un aumento de la tensión de la situación".
Estos autores consideran que, a partir de su controversia con respecto al bajo de Masinloc (Scarborough), China y Filipinas pueden "tomar algunas medidas audaces y forjar algo que nunca se ha hecho" y proponen optar por dos soluciones, que podrían establecer un precedente para otros países con disputas similares.
Primera opción
La primera solución siempre ha estado encima de la mesa de negociación entre Filipinas y China: olvidar su disputa sobre la soberanía del bajo de Masinloc (Scarborough) y comenzar una exploración conjunta.
En este caso, ambos países podrían alcanzar "más que una solución de mínimos" y crear una estación de exploración ecológica y biológica común, que permitiría a sus científicos explorar la vida bajo el mar de la China Meridional y se convertiría en un punto de turismo ecológico.
Segunda opción, "más radical y pionera"
La segunda propuesta es "más radical y, por lo tanto, más pionera", advierten Tang y Garcia. Este camino supondría implantar la primera propuesta y que Filipinas y China reconocieran la soberanía mutua del bajo de Masinloc (Scarborough).
A lo largo de la historia, la disputas territoriales han sido una de las principales causas de las guerras interestatales, pero los autores estiman que un desacuerdo marítimo es diferente a una disputa terrrestre sobre las tierras, por lo que esta solución "no sería tan descabellada como parece".
De este modo, si Filipinas y China llegan a un "acuerdo de copropiedad" sobre el bajo de Scarborough, demostrarán que "dos estados pueden poseer de manera conjunta una porción de territorio en el mar" y, por lo tanto, establecer un precedente histórico para los países que vivan conflictos similares.
Por su parte, EE.UU. "debería aplaudir cualquiera de las dos soluciones", ya que el enfrentamiento entre China y Filipinas no solo ha resultado "extremadamente costoso" para ambos países, sino que también ha conducido sus relaciones con el gigante asiático "a un nuevo mínimo".
Los expertos concluyen que una resolución de la disputa "salvaría" a China y EE.UU. de una nueva escalada de tensión en el mar de la China Meridional, que no desean ni esas dos grandes potencias ni el resto de países de la región.
- El pasado 12 de julio, el Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya dictaminó que Pekín no tiene "derecho histórico" sobre los territorios en disputa en el mar de la China Meridional. De esta forma, La Haya falló a favor de Filipinas en su litigio con China sobre el archipiélago Spratly y las islas Paracelso.
- Pekín niega que La Haya tenga competencia para dirimir el caso y afirma que, debido a su uso histórico de las aguas y los peñones, tiene derecho a casi el 90 % del las aguas del mar de la China Meridional.
- Para reforzar sus demandas, China ha aumentado su presencia militar en la región e, incluso, ha construido unos islotes artificiales.