El dirigible Airlander 10, el más grande del mundo y conocido de manera cariñosa como 'Flying Bum' (El trasero volador, en inglés), se ha caído de cabeza este miércoles en Bedford (Reino Unido) cuando trataba de aterrizar tras realizar su segunda prueba de vuelo.
El fabricante del artefacto, Hybrid Air Vehicles, ha confirmado a través de su cuenta de Twitter que toda la tripulación está a salvo.
El gigante, de 92 metros de largo –unos 19 más que el avión comercial más grande del mundo, el Airbus A380 – tuvo un coste de unos 32,7 millones de dólares y duró más de 10 años. La aeronave, un híbrido entre un aerostato y un avión, puede permanecer durante días en el aire, usa menos combustible que un avión convencional y es capaz de llevar carga más pesada.
En cuanto a las características técnicas, la aeronave está diseñada para transportar 10 toneladas de carga, 48 pasajeros y viajar a 140 kilómetros por hora a 6.000 metros sobre el nivel del mar. Además, en vuelos tripulados podrá permanecer en el aire durante cinco días y hasta tres semanas sin ser tripulada. De esta manera, la intención del fabricante es que el dirigible pueda acceder a regiones aisladas y hacer llegar suministros, por ejemplo, a zonas donde hayan ocurrido catástrofes.