Este lunes, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha declarado que su campaña para acabar con las drogas no es un "genocidio", informa AP.
"No he matado a niños. No he lanzado bombas de barril como [el presidente sirio], Bashar al Assad, ni he quemado a mujeres por negarse a tener relaciones sexuales, como los idiotas del Estado Islámico", sino que "estoy combatiendo a criminales", ha declarado el mandatario filipino durante un discurso por el Día de los Héroes de su país.
Duterte asegura que en Filipinas hay, al menos, 3,7 millones de adictos a la metanfetamina, un estimulante prohibido que denominan 'shabu', y que cerca de 600.000 consumidores y traficantes se han entregado a las autoridades.
"Sigan mis instrucciones para imponer la ley y el orden, no tienen por qué preocuparse: asumo toda la responsabilidad legal, iré a la cárcel por ustedes", indicó el presidente filipino.
- Tras ganar las elecciones en mayo, Rodrigo Duterte lanzó una macabra llamada a sus conciudadanos: "Si conocen a algún drogadicto, mátenlo, ya que sería demasiado doloroso pedir que lo hagan sus padres". Duterte asegura que las matanzas durarán "hasta el último día de mi mandato, si estoy vivo para entonces".
- Desde el comienzo de su mandato y su campaña para acabar con las drogas, más de 1.900 personas —en su gran mayoría narcotraficantes y drogadictos— han muerto a manos de la Policía, las fuerzas de seguridad y las milicias ciudadanas que patrullan las calles.
- Los métodos del presidente filipino han sido criticados por Naciones Unidas y EE.UU., que acusan a Manila de violar los derechos humanos y han amenazado con sancionar al país asiático e, incluso, expulsarlo de la ONU.