"En resguardo de la legalidad internacional y solidaria con el pueblo de Brasil", Caracas ha decidido retirar definitivamente a su Embajador del país y "congelar las relaciones políticas y diplomáticas con el Gobierno surgido de este golpe parlamentario", según señala un comunicado emitido por el Ministerio de Exteriores de Venezuela.
Dilma Rousseff, la primera presidenta de Brasil, fue destituida este miércoles por el Senado en el marco de un juicio político y el cargo pasó a manos del que era su vicepresidente, Michel Temer. De los 81 senadores presentes, 61 han votado a favor y 20 en contra, con lo que se rebasó con creces la mayoría calificada de dos tercios (54 votos) que era necesaria para despojarla del cargo.
Venezuela asegura que la destitución de Rousseff es "ilegal". Además sostiene que "las oligarquías políticas y empresariales, que en alianza con factores imperiales consumaron el golpe de Estado recurrieron a artimañas antijurídicas bajo el formato de crimen sin responsabilidad para acceder al poder por la única vía que les es posible: el fraude y la inmoralidad".
Reacciones de los gobiernos progresistas de la región
El presidente de Bolivia, Evo Morales, también ha condenado el "golpe parlamentario contra la democracia brasileña" y ha convocado a su embajador en Brasil "para asumir las medidas que este momento se aconsejan", según ha anunciado en su cuenta de Twitter.
También el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, se solidarizó con Rousseff, indicó que "jamás cohonestaremos esta prácticas, que nos recuerdan las horas más obscuras de América Latina" y adelantó que retirará al responsable de la embajada de Ecuador en Brasilia.
El mensaje de Rousseff
"Un abrazo cariñoso a todo el pueblo brasileño, que comparten conmigo la creencia en la democracia y los sueños de justicia (…) En este momento no voy a decirles adiós. Estoy segura de que puedo decir 'hasta pronto'", manifestó Rousseff, quien llegó al poder en 2011 y fue reelegida en 2014.
"Es el segundo golpe de Estado que afronto en la vida. Primero fue el militar (1964), que me afectó cuando era una joven militante; el segundo fue el parlamentario, que me derriba del cargo para el que fui elegida", agregó la exmandataria.
El relevo lo toma Temer, quien ya la había sustituido como presidente desde su suspensión en mayo pasado, y permanecerá a cargo del Gobierno brasileño hasta finales de 2018.